No era muy bueno en el arte de la danza como sus otros hermanos pero, admitía que el ritmo se le daba y la imaginación no se limitaba únicamente a sus trazos estelares.
— No, simplemente tengo a la brújula que guía a mi corazón justo frente a mí. Así es imposible dar un paso en falso. ¿No crees? —Exclamó coqueto.

— Orión es magnífico para dirigir.

Gratificante para la elemental, si bien, toda una dicha aprender algo que solo en sueños efectuaba. Inclusive no titubeó por evidenciar aquella curvatura cual paulatina emergía y sobre todo, sin temor en mostrar la faceta más torpe a través de sus pasos tímidos.