La tomó como su preciado tesoro, incluso la cargó entre ambos brazos y la extendió por lo altó de su frente. Era una forma de expresar al mundo que tanto quería a aquella peliazul y que reguardaría con su vida aquel significativo regalo en forma de su amada peliazul.

— Desde ahora te llamaré, Petit Derya.

Al presenciar como meditaba la futura respuesta sería ineludible no ser enternecida y por ende no lograría contener aquella risita, que sin más dejó escapar, aun cuando no era de burla alguna concluyó por cubrir su boca con la propia diestra.

— Es toda tuya.

— Ehm... — Si bien no había nada mejor que la original. Una parte de él, ansiaba tener una "Mini-Derya" que le acompañara aun cuando ella no estuviera.

— S-Sí. Sí quiero. — Admitió como pequeño infante que quiere su juguete.

— ¿Entonces no necesitas a una mini Derya? (?)