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About Me
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Antheia es una ninfa Náyades que vive en el manantial de Callichorus, al pie de una cascada, cerca del templo de Deméter, y cuya tarea es procurar la flora en los bordes de riberas, lagunas y ríos durante la primavera. Su labor asegura que el nivel de las aguas crezca, que las lagunas recuperen la salud, y por ende, que la biodiversidad encuentre espacios donde crecer y reproducirse. Sin embargo, Antheia también puede hacer florecer sobre la tierra, por lo que, cuando cumple su labor, llena los prados de las flores blancas más hermosas y frondosas de toda Grecia; las favoritas de la diosa Afrodita.

Es una ayudante de la diosa Perséfone, quien, junto con su madre, Deméter, es su protectora desde que se era una niña. Hija de Leiria, la ninfa de los lirios, y Apolo, fue producto de un breve amorío entre estos. Fue abandonada por su madre al nacer, al ser Leiria víctima de un profundo y trágico enamoramiento, sólo le importaba el favor de Apolo. Atosigado por la constante persecución de la implacable y devota ninfa, el dios Sol ardió tan fuerte sobre el manantial de Leiria, que este se secó y la ninfa pereció, evaporándose junto con su masa de agua predilecta. La muerte de Leiria trajo un desbalance importante para la flora y la fauna de los ríos, lagos y manantiales, por lo que para evitar que esta que esta tragedia se repitiera, Perséfone educó y confinó a Antheia en Callichorus para cumplir con esta vital tarea, aislándola de las demás ninfas, asegurándose así de que permaneciera como una simple ninfa, y no como una semi-diosa.

Antheia, al igual que su madre, tiene el cabello blanco, como las flores que procura, pintando cada capullo de estas con hebras de su cabello. A diferencia de Leiria y su personalidad implacable, Antheia es apacible, compasiva, inocente, tímida y sumamente apreciativa. No tiene consciencia de su propia belleza, y vive inevitablemente bajo la sombra de su madre a pesar de ser todo lo contrario a esta. Tiene un terror casi irracional a los dioses masculinos del Olimpo, tanto por el trágico destino de su madre, como por el de Perséfone, sin embargo, siente curiosidad por los hombres humanos, aunque jamás ha visto uno, pues al estar el manantial en los terrenos del Templo de Deméter, la entrada a los humanos está prohibida, así como la interacción de las ninfas con estos. Aspira a ser una de las celebrantes que portan antorchas en la procesión nocturna de los Misterios de Deméter, ya que es muy devota a ella y a Perséfone por el agradecimiento que les tiene.