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g1578076 · 26-30, F
— otras personas podrían considerar esas características retorcidas muy incómodas de tolerar — la oscura ceja femenina se alza con un sarcasmo pintado en su hablar pero la sonrisa no desaparece, ha sido cultivada y el fruto vive unos segundos más antes de que el escenario sea cambiado por el co protagonista. Los hombros se le tensan y las manos femeninas se aferran al delantal, el rostro transmuta a uno que combina la vergüenza con la indignación incluso teniendo las orejas rojas — No, no no creo. No soy una infante
—¿Hm? No sé a qué te refieres —el arte de nunca admitir virtudes y así caer en la petulancia, con un ínfimo toque de misterio ornamentó la sonrisa que le regaló a su compañera, al final su voz acabó por ahogarse al resonar de ambos cubiertos. Con elegancia innata los manipuló, una porción adecuada con el tenedor cortó y tras ensartarlo lo acercó a ella. La mano contraria se apoyó sobre el rostro propio, con dulzor entretenimiento la observó, en espera de que ella derrote al vergonzoso escenario que él propuso.
g1578076 · 26-30, F
La expresion anteriormente endurecida ante la posibilidad de disfrutar el dulce platillo comienza a suavizarse, cambiando los engranajes de su cuadrada perspectiva viendo tal oportunidad como una recompensa al trabajo duro. A sido instruida a caminar en un camino construido por su propio esfuerzo asi que..¿no estaba mal? Termino en esa conclusion acercándose a la silla, tímidamente sosteniendo el vestido por la parte posterior, siendo este demasiado esponjoso. — Tus técnicas de persuasión son temibles, ¿te lo han dicho? —
Se acentuó la propia expresión ante su reacción, levemente enternecido, pero lo simuló con una fina capa de amabilidad. Un leve ladeo de su rostro y un rápido abordaje hacia el susodicho manjar—. No importa si no es necesario, oportunidades así no se deben dejar pasar, menos al estar ambos tan ocupados —aclaró antes de encaminarse y encontrar lugar en una de las sillas dispuestas, la otra se halló frente a esta, en espera de ser ocupada, al igual que los plateados cubiertos sobre la mesa.
g1578076 · 26-30, F
El reconocimiento es un alimento que no llena su estomago pero si su espiritu por mayor, satisfecha por el reconocimiento una sonrisa brilla en el rostro femenino con ese tono dulce pero arrogante que suele coronar la curvatura de sus labios — Es el precio de subestimarme — Sus ojos se abren con emoción ante la promesa del pie de limon, un manjar que nunca antes ha experimentado y que desde la mañana tal tentación ha estado viviendo en su mente — ¿Seguro? Tampoco es necesario..—
En la ausencia de clientela ellos quedaron y al tratarse de un evento irrepetible, respecto a las delicias sobrantes debieron pensar; muchas opciones hubieron, pero como recompensa por tan buen trabajo a él se le ocurrió algo—. Me has sorprendido para bien —replicó dándole esa merecida victoria, mas faltó una recompensa más allá de las ansiadas moras— ¿Por qué no terminamos ese postre que nos quedó pendiente? Nos lo hemos ganado —con la diestra señaló entonces ese espacio de exclusivo uso para ellos, quedó por acabar el dichoso pastel de verde adorno que ocasionó la anterior situación.
g1578076 · 26-30, F
Aun cuando sus inexpertas manos estuvieron acariciando el fracaso en multiples ocasiones fue su fuerza de voluntad y ansias de probarse a si misma y al joven lo que termino de impulsar a la astrologa, triunfando al final del dia. Suspiro aferrandose a la bandeja con ambas manos — ¡Por supuesto! asi aprenderás a no dudar de mis habilidades
Ciertamente, era torpe, pero aunque fuese orgullo, el esfuerzo se reflejó en cada pedido que entregó, en su postura e incluso en el trato al cliente; fue testigo de aquello y en algún momento de respiro se permitió la distracción, ella muy bien hizo como para lograr que tal sonrisa perdurara a lo largo de la jornada—. Dicho y hecho, lo has hecho excelente.
g1578076 · 26-30, F
Carece de aptitudes necesarias en el servicio al cliente volviendo su actor torpe pero ver al joven sonreír con tanta naturalidad le da cierto deseo de querer lucirse — Se irán satisfechos, no te preocupes
Su forzado silencio fue sinónimo de victoria, dicho sentimiento lo expresó a través de una altiva sonrisa, aunque hubo tintes de blandura en su rostro—. Continuemos, los clientes nos están esperando —pronunció y hábilmente plegó la servilleta para dejarla a un lado.

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