—Me halaga, Su Majestad. Estaría gustoso de estar en su corte. Sería...divertido— Soltó una pequeña risa y su sonrisa seguía siendo tan tenue y juguetona, denotando todavía esa malicia y sed de sangre por la cual era conocido. Los párpados apenas abiertos dejaban asomar las orbes color miel como si fueran presas de pequeñas rendijas, fijas en cada acción que la rubia tomaba. Parecía quieto e inofensivo pero estaba muy alerta a todo: consciente de que Saber se encontraba lista para el combate a la menor provocación y que empuñaba algo pero que no se veía a simple vista. Sea lo que sea, no era Nen pues al utilizar Gyo, no pudo encontrar restos de nada. Debía ser algo ajeno a su conocimiento.
—Sabe...es peligroso viajar sin escoltas. ¿No le parece imprudente venir sola, Su Majestad? No puedo asegurar si bienestar por mí mismo— Rió jovial mientras se mantuvo en su asiento. Sus acciones siempre eran en pos de retar a los demás; dudaba que alguien como ella caería pero no le importaba proba