26-30, F
Atrevida, misteriosa, alocada. [ Solo rol. No acepto principiantes.]
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1-10 of 47
Ci1519620 · M
Out: Agradezco la invitación, espero podamos llevar una amena historia de rol.
rossmalkaviantm · F
Out: Oh entiendo bienvenida nuevamente.
^.^
Inicia tú,soy mala para los inicios xDD
^.^
Inicia tú,soy mala para los inicios xDD
rossmalkaviantm · F
rossmalkaviantm thinks you are Charming.
rossmalkaviantm · F
Out: Así es.
AdalinePreston · F
Off: gracias infinitas~
AdalinePreston · F
Off: gracias por aceptar la solicitud. Dígame si gusta que yo inicie o inicie usted cuando lo crea prudente.
FreddieMcclair · 26-30, M
Freddie: “Buenos días, caballeros, ladrones bastardos.”
… Llevó a sus labios el cigarrillo y tomó asiento. Las palabras de Cook le inducían a tomar el ‘desayuno’. Sería aceptable, de no ser porque era licor. Algo impresionado, hizo un breve señalamiento al puesto fuera del instituto.
Freddie: “¿Tienen permitido servir cerveza a las 8 de la mañana?”
Cook: “Tenía una palabra…”
… La charla se extendió unos instantes más. Cosas irrelevantes e indiferentes se discutían. Y al referirse a “cosas sin importancia”, se podrían mencionar temas como la cantidad de energía que podría brindar un Snickers y una rubia (Cerveza), al igual que sus ventajas y desventajas; todo marchaba peculiarmente “normal”, hasta que Cook logró llamar su atención, ¿en serio pensaba faltar el primer día? ¡Menuda chorrada de tío!
El tiempo continuó avanzando. Segundo por segundo. Minuto a minuto; no perdonó a nadie, y eso incluía a los jóvenes protagonistas de nuestra dramatúrgica obra. Inusual alegría se reflejaba en los rostros de los tres mosqueteros, y en especial, del más inocente de ellos; JJ. Así fue cuando, en un momento de pacífico silencio, una interrogante surgió en medio de los labios del último ya nombrado.
JJ: ¿No debería alguien recoger esa bici de que cause un…?
… Sorprendentemente, no logró de formular la pregunta, esto gracias a que el descomunal chillido de los neumáticos de un vehículo provocó que Freds volteara hacia su espalda, curioso y quizás, levemente seducido por el destino; terminó de plasmarse en su rostro un atónito ademán a causa de lo que en sus luceros avellanas observaban. ¿Qué clase de persona descuidada se estrellaría contra el poste cercano al establecimiento donde se encontraban? ¡Por Dios Santo! A continuación, su rostro continuó observando todo con especial detenimiento, sobretodo, por el hombre que había descendido del vehículo a usar un vocabulario soez y colérico por su mala suerte; eso le tenía entretenido, casi concentrado, ¿o no era así, Freddie?
Increíblemente, el bochornoso acto que en su frente coexistía no llamaba por completo su atención, sino y más bien, el otro tripulante en el vehículo estrellado, quien, con innata belleza, le había cautivado. De más está decir que era aquello que volvía débiles a los hombres; una mujer. Y parecía –O al menos eso pensaba – Era recíproco.
JJ: Esa chica te está mirando, Freddie.
… Asintió con un ligero movimiento de cabeza, aún distraído.
Freddie: Si.
JJ: Quizá me esté mirando a mí.
Freddie: No te está mirando a ti, JJ.
… Se producía, al instante, una efímera y juvenil conversación entre Freddie y su interlocutor, JJ. Todo tenía sentido, si era con referencia a la mujer. Frases irónicas y respuestas breves eran dadas por parte de ellos, hasta que, finalmente, el castaño terminó desviar su mirada hacia su frente, es decir, devolviéndole en dirección a Cook, cuando, los matices en su rostro desaparecieron, dibujando así, sobre sus facciones de algodón, duda e inquietud, ¿A dónde diablos se había movido Cook? ¡Sí! ¡Ya no estaba en su posición!
¡Qué arriesgado es ese tío! ¡Cook! ¿Qué hacías? Se preguntaba internamente, entre otras cosas, el joven muchacho cuando logró notar que ahora, su mejor amigo, era parte del circo que había armado el padre de la joven en el vehículo, pero, eso no era todo; logró percibir un color carmín sobre la sien izquierda de él, por lo que dirigió su mirada a la mesa y notó la Ketchup tirada sobre la misma, lo que provocó que una tenue risa escapase por medio de sus labios, divirtiéndose con lo sucedido, y dedicándose a ser un espectador más, temporalmente.
Como punto final al gracioso acto, el hombre terminó pagándole a Cook por lo que había hecho. Increíble. Simplemente increíble. Pero, su atención fue captada por la joven que descendió el vehículo, y posó su índice sobre la sien de Cook, probando que era salsa de tomate. ¡Maldito con suerte! La chica le dirigió una palabra, y lo envidió por ello. Ella se alejó, y en compañía de JJ, se acercó a Cook, curioso, siguiendo los pasos de la fémina que, sin lugar a dudas, robaba la atención de los tres en cuanto se alejaba más y más.
JJ: Papá dice que algunas cosas lo mejor es dejarlas a la imaginación, pero eso no es correcto, ¿verdad?
Cook: Tu padre es un estúpido capullo, JJ.
JJ: Sí. ¿Tú crees que irá a donde vamos nosotros?
Cook: Ahora si.
… Finalmente, una risa de Cook marcaba el viaje hacia el instituto, siguiéndole el paso a la fémina de bellos orbes. A su vez, una risa divertida se enarcó en sus labios, dando un paso hacia el frente y jaloneando tan sólo un poco el brazo de JJ, preparado, finalmente, para el inicio del curso lectivo en vigencia.**
… Llevó a sus labios el cigarrillo y tomó asiento. Las palabras de Cook le inducían a tomar el ‘desayuno’. Sería aceptable, de no ser porque era licor. Algo impresionado, hizo un breve señalamiento al puesto fuera del instituto.
Freddie: “¿Tienen permitido servir cerveza a las 8 de la mañana?”
Cook: “Tenía una palabra…”
… La charla se extendió unos instantes más. Cosas irrelevantes e indiferentes se discutían. Y al referirse a “cosas sin importancia”, se podrían mencionar temas como la cantidad de energía que podría brindar un Snickers y una rubia (Cerveza), al igual que sus ventajas y desventajas; todo marchaba peculiarmente “normal”, hasta que Cook logró llamar su atención, ¿en serio pensaba faltar el primer día? ¡Menuda chorrada de tío!
El tiempo continuó avanzando. Segundo por segundo. Minuto a minuto; no perdonó a nadie, y eso incluía a los jóvenes protagonistas de nuestra dramatúrgica obra. Inusual alegría se reflejaba en los rostros de los tres mosqueteros, y en especial, del más inocente de ellos; JJ. Así fue cuando, en un momento de pacífico silencio, una interrogante surgió en medio de los labios del último ya nombrado.
JJ: ¿No debería alguien recoger esa bici de que cause un…?
… Sorprendentemente, no logró de formular la pregunta, esto gracias a que el descomunal chillido de los neumáticos de un vehículo provocó que Freds volteara hacia su espalda, curioso y quizás, levemente seducido por el destino; terminó de plasmarse en su rostro un atónito ademán a causa de lo que en sus luceros avellanas observaban. ¿Qué clase de persona descuidada se estrellaría contra el poste cercano al establecimiento donde se encontraban? ¡Por Dios Santo! A continuación, su rostro continuó observando todo con especial detenimiento, sobretodo, por el hombre que había descendido del vehículo a usar un vocabulario soez y colérico por su mala suerte; eso le tenía entretenido, casi concentrado, ¿o no era así, Freddie?
Increíblemente, el bochornoso acto que en su frente coexistía no llamaba por completo su atención, sino y más bien, el otro tripulante en el vehículo estrellado, quien, con innata belleza, le había cautivado. De más está decir que era aquello que volvía débiles a los hombres; una mujer. Y parecía –O al menos eso pensaba – Era recíproco.
JJ: Esa chica te está mirando, Freddie.
… Asintió con un ligero movimiento de cabeza, aún distraído.
Freddie: Si.
JJ: Quizá me esté mirando a mí.
Freddie: No te está mirando a ti, JJ.
… Se producía, al instante, una efímera y juvenil conversación entre Freddie y su interlocutor, JJ. Todo tenía sentido, si era con referencia a la mujer. Frases irónicas y respuestas breves eran dadas por parte de ellos, hasta que, finalmente, el castaño terminó desviar su mirada hacia su frente, es decir, devolviéndole en dirección a Cook, cuando, los matices en su rostro desaparecieron, dibujando así, sobre sus facciones de algodón, duda e inquietud, ¿A dónde diablos se había movido Cook? ¡Sí! ¡Ya no estaba en su posición!
¡Qué arriesgado es ese tío! ¡Cook! ¿Qué hacías? Se preguntaba internamente, entre otras cosas, el joven muchacho cuando logró notar que ahora, su mejor amigo, era parte del circo que había armado el padre de la joven en el vehículo, pero, eso no era todo; logró percibir un color carmín sobre la sien izquierda de él, por lo que dirigió su mirada a la mesa y notó la Ketchup tirada sobre la misma, lo que provocó que una tenue risa escapase por medio de sus labios, divirtiéndose con lo sucedido, y dedicándose a ser un espectador más, temporalmente.
Como punto final al gracioso acto, el hombre terminó pagándole a Cook por lo que había hecho. Increíble. Simplemente increíble. Pero, su atención fue captada por la joven que descendió el vehículo, y posó su índice sobre la sien de Cook, probando que era salsa de tomate. ¡Maldito con suerte! La chica le dirigió una palabra, y lo envidió por ello. Ella se alejó, y en compañía de JJ, se acercó a Cook, curioso, siguiendo los pasos de la fémina que, sin lugar a dudas, robaba la atención de los tres en cuanto se alejaba más y más.
JJ: Papá dice que algunas cosas lo mejor es dejarlas a la imaginación, pero eso no es correcto, ¿verdad?
Cook: Tu padre es un estúpido capullo, JJ.
JJ: Sí. ¿Tú crees que irá a donde vamos nosotros?
Cook: Ahora si.
… Finalmente, una risa de Cook marcaba el viaje hacia el instituto, siguiéndole el paso a la fémina de bellos orbes. A su vez, una risa divertida se enarcó en sus labios, dando un paso hacia el frente y jaloneando tan sólo un poco el brazo de JJ, preparado, finalmente, para el inicio del curso lectivo en vigencia.**
FreddieMcclair · 26-30, M
**… Inicio de semana. ¿Lunes? ¿Martes? ¡Qué más da! A fin de cuentas era el inicio del curso lectivo en una de las más conocidas y polémicas academias en Bristol, por lo que era señal de que algo grande iba a transcurrir allí. Día soleado, sin mucho ajetreo en el tráfico –Como era normal en la ciudad –, quizás, y sólo tal vez, una suave brisa atrapaba el entorno de la pequeña ciudad inglesa para refrescar cada hebra capilar, cada faz interesada en frialdad o cada pulmón en búsqueda de oxigeno. Un grupo de transeúntes se encaminaban rápidamente hacia el instituto con el único fin de hacer acto de presencia; sí, ¿quién tomaría interés en el primer día de clases al
conocimiento cuando tienes 17 años? ¡Nadie! Absolutamente nadie.
El lugar de los hechos se centraría inicialmente a varios cientos de metros del instituto Roundview. El sonido circunferencial de las ruedas del skate al recorrer el ahora cálido pavimento haría eco en cada persona que estuviese próxima a gesticularles; un salto con el máximo dominio de tan irónico vehículo y las atrevidas piruetas del poseedor de las mismas levantarían miradas de impresión a su alrededor. ¿Quién sería capaz de dominar tal vehículo a la perfección? ¡Aún era una interrogante sin resolver!; el talón derecho del joven, mismo que iba rodeado de un par de zapatillas aptas para el extremo deporte, ofrecía empuje y velocidad a su transporte; así mismo, permitía a la vista el uso de los pantalones holgados que solía recurrir al uso; sí, la moda juvenil, siempre tan indiferente a la crítica de los adultos. A lo lejos, sin permitir la vista a su rostro, se pudo apreciar el uso de una camiseta de color azul, algo desteñida, posiblemente por el extenso uso que se ha hecho, o posiblemente sea el efecto del Skate en el suelo. Y sobre esa última prenda yacía una chaqueta marrón, de igual manera, con colores claros y tela lisa.
Se aventuró a continuar con su faena juvenil por la calzada hasta que se aproximó a una esquina, en la cual, contrajo el peso de su cuerpo sobre la zona trasera de su patineta y gracias a la velocidad que conllevaba en conjunto de la placa metálica de su medio de transporte, crearon gracias al suelo la creación de un sinfín de chispas que poco a poco comenzaron a detener sus movimientos. Cuando se hubo detenido, llevó una de sus manos al bolsillo de su pantalón y sacó su móvil; tenía un sms. Provenía de Cook, su mejor amigo, que con una clara mecanografía inducía a apresurarse para lo último que quedaba del porro, algo que le hizo gracia en demasía, obligándole a negar levemente su cabeza y guardar su móvil en medio de un irónico e insultante comentario con una sonrisa en su rostro.
“Cabrones.”
… Finalmente su rostro dejó de ser un misterio. Finas facciones, normal de alguien de su edad. Tez bronceada, algunos cabellos sobre sus omóplatos y frente. Su barbilla poseía indicios de un fuerte golpe reciente, probablemente el culpable sea el deporte extremo. Y finalmente, su último atuendo sería un curioso sombrero con estampados rojos y negros por allí. Nada fuera de lo común, ¿Cierto?
… Su sonrisa se amplió en la medida de lo posible, pero sin llegar a lo exagerado, acompañando a ello una mirada retadora que le hizo descender por el camino que en su frente había. Surcó el suelo con su Skate de nueva cuenta y empezó a descender a la máxima velocidad posible. Se arriesgó y atravesó en medio de un autobús y un automóvil, ¡que atrevido!; siguió su paso al saltar en la calzada, casi atropellando a una mujer y haciendo caer a un policía ciclista que apenas se deleitaría con un helado. Luego, saltó sobre una pequeña rampa en la que edificaban algo unos hombres, mismos que con cierta cólera empezaron a refunfuñar e insultar al Freddie –Sí, su nombre–, y él les prestó atención al aterrizar. Se distrajo y cuando recuperó la noción del trayecto, se topó en su frente con el camión de la basura, ¡Qué distraído!
Logró frenar, luego del montón de chispas que había creado con su patineta, bajando del vehículo y mirando con asombro cómo la había liado. ¡Menudo problema si se hubiese estrellado ahí!
Cook: “Fredster!”
… La voz de su amigo le distrajo, haciéndole tomar el patín con una mano y cruzando la calle por fin con sus extremidades inferiores. Le observó fumar un porro, ¡SU PORRO! ; Al lado de Cook se encontraba JJ, quien conformaba ‘Les trois mousquetaires’, quien siempre yacía manteniendo una sonrisa cómica y hasta estúpida en sus labios. Nuevamente, la voz de Cook le hizo tener atención en él.
Cook: “Esto es una puta basura, por cierto.”
… Se apresuró al encuentro de sus amigos, sonriendo divertidamente en medio del irónico momento y musitando maldiciones, común de la juventud.
Freddie: “¡Deja de robarme el puto porro!”
… Se acercó a Cook y le robó su propio porro, no sin antes, emitir un ‘cordial saludo’.
(Continúa)
conocimiento cuando tienes 17 años? ¡Nadie! Absolutamente nadie.
El lugar de los hechos se centraría inicialmente a varios cientos de metros del instituto Roundview. El sonido circunferencial de las ruedas del skate al recorrer el ahora cálido pavimento haría eco en cada persona que estuviese próxima a gesticularles; un salto con el máximo dominio de tan irónico vehículo y las atrevidas piruetas del poseedor de las mismas levantarían miradas de impresión a su alrededor. ¿Quién sería capaz de dominar tal vehículo a la perfección? ¡Aún era una interrogante sin resolver!; el talón derecho del joven, mismo que iba rodeado de un par de zapatillas aptas para el extremo deporte, ofrecía empuje y velocidad a su transporte; así mismo, permitía a la vista el uso de los pantalones holgados que solía recurrir al uso; sí, la moda juvenil, siempre tan indiferente a la crítica de los adultos. A lo lejos, sin permitir la vista a su rostro, se pudo apreciar el uso de una camiseta de color azul, algo desteñida, posiblemente por el extenso uso que se ha hecho, o posiblemente sea el efecto del Skate en el suelo. Y sobre esa última prenda yacía una chaqueta marrón, de igual manera, con colores claros y tela lisa.
Se aventuró a continuar con su faena juvenil por la calzada hasta que se aproximó a una esquina, en la cual, contrajo el peso de su cuerpo sobre la zona trasera de su patineta y gracias a la velocidad que conllevaba en conjunto de la placa metálica de su medio de transporte, crearon gracias al suelo la creación de un sinfín de chispas que poco a poco comenzaron a detener sus movimientos. Cuando se hubo detenido, llevó una de sus manos al bolsillo de su pantalón y sacó su móvil; tenía un sms. Provenía de Cook, su mejor amigo, que con una clara mecanografía inducía a apresurarse para lo último que quedaba del porro, algo que le hizo gracia en demasía, obligándole a negar levemente su cabeza y guardar su móvil en medio de un irónico e insultante comentario con una sonrisa en su rostro.
“Cabrones.”
… Finalmente su rostro dejó de ser un misterio. Finas facciones, normal de alguien de su edad. Tez bronceada, algunos cabellos sobre sus omóplatos y frente. Su barbilla poseía indicios de un fuerte golpe reciente, probablemente el culpable sea el deporte extremo. Y finalmente, su último atuendo sería un curioso sombrero con estampados rojos y negros por allí. Nada fuera de lo común, ¿Cierto?
… Su sonrisa se amplió en la medida de lo posible, pero sin llegar a lo exagerado, acompañando a ello una mirada retadora que le hizo descender por el camino que en su frente había. Surcó el suelo con su Skate de nueva cuenta y empezó a descender a la máxima velocidad posible. Se arriesgó y atravesó en medio de un autobús y un automóvil, ¡que atrevido!; siguió su paso al saltar en la calzada, casi atropellando a una mujer y haciendo caer a un policía ciclista que apenas se deleitaría con un helado. Luego, saltó sobre una pequeña rampa en la que edificaban algo unos hombres, mismos que con cierta cólera empezaron a refunfuñar e insultar al Freddie –Sí, su nombre–, y él les prestó atención al aterrizar. Se distrajo y cuando recuperó la noción del trayecto, se topó en su frente con el camión de la basura, ¡Qué distraído!
Logró frenar, luego del montón de chispas que había creado con su patineta, bajando del vehículo y mirando con asombro cómo la había liado. ¡Menudo problema si se hubiese estrellado ahí!
Cook: “Fredster!”
… La voz de su amigo le distrajo, haciéndole tomar el patín con una mano y cruzando la calle por fin con sus extremidades inferiores. Le observó fumar un porro, ¡SU PORRO! ; Al lado de Cook se encontraba JJ, quien conformaba ‘Les trois mousquetaires’, quien siempre yacía manteniendo una sonrisa cómica y hasta estúpida en sus labios. Nuevamente, la voz de Cook le hizo tener atención en él.
Cook: “Esto es una puta basura, por cierto.”
… Se apresuró al encuentro de sus amigos, sonriendo divertidamente en medio del irónico momento y musitando maldiciones, común de la juventud.
Freddie: “¡Deja de robarme el puto porro!”
… Se acercó a Cook y le robó su propio porro, no sin antes, emitir un ‘cordial saludo’.
(Continúa)
rossmalkaviantm · F
Out: De Maravilla &' Tú?
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KatherinePierce1527923 · 31-35, F
Vale.
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