Era noche de trabajo para el clan Shie Hassaikai, el castaño y su compañero el ermitaño les tocaba una mision de negocios con otros clanes del Yakuza, todos en un bar donde solo un miembro de cada facción podía entrar, por lo que Kendo se lo dejo todo a su colega, mientras el esperaba apoyado de espaldas en el carro.

— Este tipo de misiones se le da bien al Ermitaño, pero para mi son fatales.
Le aburrian conforme paso una hora estaba con los brazos cruzados con el pie inquieto dando ligeros golpes al pavimento. — ¡No me jodas!, ¿que se supone que hare en 7 horas hasta que terminen?