Mencionó la fémina de perfilados rasgos y ausente emoción en su mirar mientras deslizaba su filosa hoja entre el pecho de quien le habrían ordenado matar. No sintió pena o culpabilidad, tampoco dicha o regocijo en la muerte ajena, nada...No sentía nada. El cuerpo sin vida cayó, la muerte fue tan breve como el mismo enfrentamiento. Aquí yace un traidor, jugador y mal padre, aquí pertenece, en el olvido. Sonrió a medio labio a la par que guardaba sus hojas en sus respectivas fundas, la labor estaba hecha, la recompensa aguardaba. Descanse en paz, desd