[code]Tenía una tensión fuerte en el cuello y el estómago le rugía. Había salido desde las 7:00 de la mañana en busca de unas pistas para un caso en el que trabajaba. Sin embargo, no había sido tan fácil cómo pensó que sería. Descendió del vehículo cabizbajo, cerró la portezuela y se dirigió a la entrada del departamento. Introdujo la mano al bolsillo del pantalón en búsqueda de la llave, pero no estaba ahí.
─ Solo falta que un perro me orine el zapato─ murmuró con pesadez.
Tocó la puerta en dos ocasiones esperando que "ella" estuviera en casa, sería lo único que podría convertir el tan caótico día en algo maravilloso.[/code]