En un instante, todo su semblante cambió. La sonrisa desaparece y una inusual palidez opaca su piel; estaba desconcertada y por supuesto, asustada. Oyó claramente la voz del invitado y en ningún momento sus labios se habían movido; parecía que su cerebro le estuviese diciendo algo.

Gala retiene el aire, y luego exhala despacio. Tenía que calmarse, no entendía qué pasaba pero entrar en pánico era inaceptable.

— Me enseñaron que a veces, importa mas hacer sentir cómodo al otro que la comodidad propia, porque eso es egoísta. Eso aplica aquí, señor...