— Lo sospechaba.

Dijo en un simpático tono, acomodándose mejor para verle andar. Nada traía más nostalgia y paz en la mujer, que encontrarse con alguien quien compartiera algo así, como el gusto por pintar.

— ¡Qué linda casualidad! ¿Podría ver tu trabajo, de alguna manera?

— Puedes llamarme Jackson. Un lindo nombre, Gala.

Sonrio de medio labio, completamente agraciado por la educación de la contraria. Asi mismo, bajo de la mesa, solo para comenzar a caminar alrededor de ella, con calma.

— ¿Pintas? ¡Yo también!

— Gala. Mi nombre es Gala, ¿cuál es tu nombre?

A la mujer le hizo gracia pensar que ambos estaban allí, pero ninguno sabía bien cómo jugar billar. Qué manera inusual de conocer a alguien y, discretamente ríe.

— Disculpa. ¿Mi nostalgia? Oh pues para empezar, mi infancia. Luego podría decir que mi taller, donde solía pintar y por último, mi familia. Todo lo que he perdido pero es bonito recordar.

— La nostalgia es buena de vez en cuando, aunque ahora me causa curiosidad... ¿Qué nostalgia te trae?

Cuestionó, conforme su palma izquierda se apoyaba en el borde de la mesa y jugaba un poco con sus dedos sobre dicha zona, mantenendose calmado, pero interesado.

— Aunque una mejor pregunta seria ¿Cómo puedo llamarte?

Dejó el taco de billar en el borde de la mesa, una palabra que le trae familiaridad hace que vuelva a sonreír.

— ¿Estudio dices? El mío actualmente, es el jardín del lugar donde trabajo.

Hizo una pausa muy breve, continuó hablando ligero como solía hacerlo.

— Pero qué curioso, ahora que mencionas un estudio también me trae recuerdos. ¡Hoy estoy destinada a sentir nostalgia!

Cuando escucho sobre los recuerdos, su mirada regresaria hacia la dama, inclinando sutilmente su cabeza pues, si bien deseaba preguntar, tampoco buscaria importunar, por lo cuál se mantuvo callado.

— ¿Mi ambiente? No salgo mucho... asi que mi estudio lo es.

Sonrió un poco entonces, bajando la bola y haciendola rodar sobre la mesa para que golpeara brevemente otra de las bolas y esta se moviera solo un poco.

— ¿Y el tuyo?

— Lo entiendo, este tampoco es mi ambiente. Vengo aquí porque me trae recuerdos.

Emite un suspiro suave y en un silencio de varios segundos lo observa.

— ¿Cuál suele ser tu ambiente, entonces?

Volvio a reir por lo bajo e inclusive rodó los ojos, dirigiendo su diestra hacia una de las bolas de billar, tomandola con cuidado.

— Un poco de ambas, la verdad no se ni porque vine aqui, no suele ser mi ambiente.

Confesó conforme miro aquella esfera, pudiendo asi notar que se trataba de un ocho, mostrandose curioso como un niño.

— ¡Ah, vaya! ¿Por eso estás sorprendido? Pues ante ti, la mesa.

Con su mano libre hace un gesto de presentación, acto seguido ríe.

— Para jugar bien hace falta visitar la mesa muchas veces. ¿Quieres aprender, o sólo eres un observador?

—Rio un poco y conforme tomaba asiento en el borde de la mesa, nego con la cabeza.— Para nada, incluso es mi primera vez viendo una mesa.