Bebió. Su gusto estaba abundado por el exquisito sabor que ahora invade cada tramo de su paladar, cuán niño tomando un dulce parecía, un adictivo sentir el que adquiría.

Una presión suficiente para poder mantenerla a pie, aún si fuerza aquella mujer pudiera perder, hasta que se detuvo, separando lentamente sus colmillos de esa tierna carme. Era un completo desagrado hacerlo, deseaba probar más, pero si se descuidaba, podría acabar dañando a su linda sirvienta; debía cuidarla, si pensaba tomar una y otra vez ese delicioso elixir.

Se relamió los labios, suspirando, un aliento que sin duda fue acalorado, mas no se separó de ella, por el contrario y, con una sonrisa, es que subió el rostro, suficiente para quedar cerca del otro rostro.

━ Exquisito... ~