- Imagina mal, bella doncella, yo no tengo habilidad, lo que tengo es un corazón que está latiendo sin control, al verla, yo me siento como pequeña estrella, al lado del incandescente he inmeso sol, pocas veces en mi vida o a decir verdad nunca antes me sentí de esta manera, quiero tanto conocerla, realmente, anhelo en mis días, aunque sea un poco de su compañía -
/ Cierto es que Bael se sentía el mismo un tanto confundido, pero todo su ser y su espíritu le ordenaban acercarse un poco más, así fue que con cautela y respeto el varón tomo el valor para acercarse y ofrecer un dulce a la mujer, un chocolate blanco producido por artesanos de la casa Nelthart /
Como ser salvaje se sentía impresionada por aquellas palabras, era totalmente inusual que alguien se dirigiera así hacia ella.
—Cuidado caballero, mi perfume podría intoxicar sus pulmones, mi mirada penetrar su alma y bueno... si un día mi hambre despierta con locura pueda ser testigo de un horrible escenario. —
Admitía la pelirroja que su habla era demasiado culta y de naturaleza coqueta, quizá debería aprender un poco de ello.
—El don de su lengua debe ser nato... o al menos eso imagino. —
- Fue el olor, o su perfume, y la verdad, me apasiona su mirada, su esencia es un enigma que me atrae como imán sobre el más puro metal, si ve, usted me inspira y me inclina al romanticismo, usted es un verso de erótico misterio .
Litereal.... puede ser así, Caballero Bael.— cruza su pierna, la peliroja le miraba atenta. — Me causa curiosidad ¿Qué lo ha traído hasta mi? Acaso... ¿volví a incendiar uno de sus bosques?
