Su mirada viajo de su madre a su tío, había peleado con anterioridad con otros demonios pero por lejos eran muy inferiores a este, sea como sea nunca tenía miedo pero lo que ahora sentía era un ligero cosquilleo de nervios.

Aun que la idea de ser salvada por el mayor sonaba algo que le agradaba no es como que quisiera estar en esa situación por no sentirse humillada. Miro al demonio de la pereza, le sonrió, ¿por qué cambiar su semblante? Se preguntaba.

—¿Proteger? ¿Pensabas hacerme algo malo? Que travieso.—

Saltó hasta estar frente a él, extendiendo a sus costados los brazos por unos momento y lo dejo caer como si se ofreciera para un ataque si es lo que quería.