Respondió al instante en que ella terminó, era una respuesta de bajo tono, así que sería poco probable que ella lo escuchase. Y entonces... dio inicio.
Rápidamente desapareió de la vista de todos los presentes, para reaparecer por el costado izquierdo de la pelirroja, había sido un movimiento instantáneo con la intención de sorprenderla como una manera de iniciar aquel encuentro. Una vez estuvo ahí a tan reducida distancia, aquel empleó su mano izquierda para aproximarla con velocidad, su palma estaría extendida junto a sus dedos, formando sus garras hacia el frente, donde la dureza de éstas pretendían atravezar el costillar de la chica, tal y como lo haría una jabalina atravesar la carne de un cerdo salvaje.
Mantuvo una mirada soñolienta, algo muy natural en él, hasta incluso desinteresado por la idea de tener que enfrentarse a los tres Wurm, sin embargo, todo cambió al momento en que aquella mujer que parecía ser la de mayor autoridad habló con elocuencia y decisión, aunque... percibía cierto sentimentalismo por la pelirroja, al parecer a la madre le daba cierto pesar en tener que dar a su hija a tan brutal forma de probar su valía y habilidad.
Vaya forma de ser usado... como un simple objeto de entrenamiento para la pequeña inexperta. Aunque muchas veces, en muchas culturas eso era algo bastante normal, incluso en la naturaleza.
Sintió aquel empujón en su hombro por parte de aquella encaprichada princesa, evitando emitir cualquier sonido de queja o burla. Una vez escuchando que harían ciertas excepciones en ese momento, sus manos salieron de sus bolsillos para tornar aquel blanco de su piel en uno tan negro como la noche, adquiriendo una forma más salvaje, pues ahora garras había .
Ante el comentario de su hermana su silueta tan solamente se alzó de hombros sin decir nada más, sin lugar a dudas era la batalla de Brigit, y por ello era obvio el por qué no había intervenido antes de cualquier manera, mas al momento en que su silueta fue desapareciendo entre algunas cuantas sombras a su alrededor mencionó algo más.
— Espero que no hayas olvidado lo aprendido, después de todo es el arte con el que todo clan que se interpone al Imperio se sume siempre en el olvido.
El por su parte sabía aquello a la perfección, al ser uno de los Hijos de Edward junto a Liho que fue creado literalmente para ser un arma de guerra en el asesinato, como piel férrea, una parte suya sabía y se había adaptado a la perfección a esa realidad, con la que aplastó a los más débiles y poderosos en más de una ocasión, quizás por eso al principio estaba tan dispuesto a actuar, mas ahora se habría desvanecido, oculto en algún lugar cercano, como un espectador, eso sí.
Con notorio disgusto paso de su lado chocando su hombro contra él para avanzar a campo abierto. Avanzo unos metros y viro su cuerpo para observarle.
— ¿O quito mucho de tu tiempo? Parece que solo venías de paso a recrearte. No te estoy retando solo quería que nos divirtiéramos un poquito.— Sonrió forzadamente al decir aquello-
Frunció el ceño alzando un poco la ceja izquierda cuando sugirió que alardeaba.
—No me siento avalentonada por que llegaron mi madre y mi tío... Aun estoy molesta por haberme imaginado así.— Se cruzo de brazos y le miro molesta por que no es que estuviera imponiendo ni una pizca de respeto por cuenta propia.
—Y sea como sea no pretendo que faltes a tal acuerdo pero me están provocando ciertas actitudes tuyas.—
Sin dejar de mirarlo fijamente puso atención a las palabras de su madre dichas a Caín lo cual la obligo a virar su rostro para observarla unos momentos. Levanto el rostro y miro al cielo.
—Después de todo es un buen día...— Regreso la mirada a él, resultando molesto que su mirada estuviera en ellos y no en ella, se interpuso en su mirada para que tuvieran contacto visual.— Mira parece que hoy todos pueden ignorar el acuerdo. Anda... que sea amistoso.—
— Pues... Veremos los resultados de su entrenamiento.
Apacible, cerró sus ojos y se cruzó de brazos, sin moverse ni un solo centímetro. No necesitaba de su visión para saber lo que acontecia en la zona.
— Cuidado con las faltas de respeto... Mocoso.
Respondió en un tono firme y seco, dirigiendose a Belphegor, más sin verlo, al menos no de principio, porque luego abrió los ojos al no percibir movimiento alguno, pero volteó a ver a su hermano.
— Es la batalla de Brigit, pase lo que pase, no nos podemos meter. Recuerda que nosotros pasamos lo mismo, ahora ella debe demostrar su fuerza y determinación. Y... Si la matan, es por su propia debilidad.
Titubeó al decir aquellas últimas palabras, pero era algo que había aprendido de su padre y su padre de su padre, una enseñanza qué tenía demasiado tiempo en la familia. Su raza era de los que "devoraban para no ser devorados" y de "los fuertes prevalecen y los débiles mueren". Le dolía el pensar que su hija podría morir, pero
Inmóvil se había mantenido, atento a la conversación que aquellos wurm tenían sobre el entrenamiento de la aparente más joven, al parecer ella era inexperta, y podía verlo ante la demostración de arrogancia al inicio;sorpresa a la llegada de la madre y el varón. Cualquier movimiento en falso seguro era una condena.
No obstante, aunque su mirada era pesada y desinteresada, no la aparto de la joven pelirroja. Y ante aquel salto, este no hubo muestra alguna de sorpresa, ni un ápice de interés, ahora mantener la calma sería lo mejor para sobrevivir.
— ¿A caso me crees un pendejo para romper un acuerdo más viejo que tu? No presumas demasiado, mocosa.
Comentó mientras guardo sus manos en sus bolsillos en un gesto despreocupado y desganado. Desvío sus ojos por instantes, mirando a la madre y a su otro familiar parecía see su tío, vigilando que estos no se movieran.
Su mirada viajo de su madre a su tío, había peleado con anterioridad con otros demonios pero por lejos eran muy inferiores a este, sea como sea nunca tenía miedo pero lo que ahora sentía era un ligero cosquilleo de nervios.
Aun que la idea de ser salvada por el mayor sonaba algo que le agradaba no es como que quisiera estar en esa situación por no sentirse humillada. Miro al demonio de la pereza, le sonrió, ¿por qué cambiar su semblante? Se preguntaba.
—¿Proteger? ¿Pensabas hacerme algo malo? Que travieso.—
Saltó hasta estar frente a él, extendiendo a sus costados los brazos por unos momento y lo dejo caer como si se ofreciera para un ataque si es lo que quería.
La piel se eriza y su oído de inmediato reconoce la voz de aquella que se aproxima sin anunciarse. Y aquella sonrisa llena de soberbia y malicia se esfuma al vislumbrar a quien había llegado.
— Ahora mamá gallina llega a proteger a la descarriada... Tch!
Musitó con desdén y hasta irritación, pues la diversión se había esfumado. Conocía los preceptos de aquel acuerdo, aunque era algo a lo que nunca le había interesado cumplir, mucho menos relacionarse con aquella raza. De hecho, ninguna raza, pues siempre suponían problemas.
Cada vez la situación mejoraba, ¿o empeoraba? Pues la llegada de un tercer Wurm parecía ser ahora más alarmante, aunque sus palabras parecían tener mucho más sentido. Aunque... ¿Combatir a un wurm estando rodeado? Era suicidio.
