Retiró su mano lentamente para no incomodarla.

— Si lo dices así hasta suena gracioso. — Soltó una corta risa con sutileza. — Como una espada no podía hacer nada, aparte de esperar que alguien me usara para matar, pero ahora hay muchas cosas que puedo hacer, tienes que tratar de ver el lado positivo. — Hizo contacto visual extrañado por la forma en que le veía, alzó una ceja confundido.

— ¿Mi punto débil? No lo sé, nunca me había pasado por la mente, supongo que el de cualquier otro humano, que me corten la cabeza o me atraviesen el corazón. —

Tomo aire al ver la diferencia de tamaños entre sus manos.

—Un arma siendo más grande que un wurm.—pensó que seguro estaba siendo medida su sabiduría. — Bueno, es verdad. Solo así puedo usar ropa. La cual uso a conveniencia para pasar sobre situaciones que creía no estaba en mis manos.— Le miro traviesa, pensando en que ahora seguro podía sentir cosquillas y esa bobearías de humanos.

—¿Cuál es tu punto débil? —

— Ya pasé por eso, he visto como las personas tratan a los objetos "inanimados" y estoy seguro de que muchos se sorprenderían de saber que todos los objetos poseen un alma. — Parpadeó varias veces mientras correspondía a la mirada, se sentía como una pieza de museo en exhibición.

— Sí, es interesante, me gusta poder moverme por mí mismo y no ser una mera herramienta, ser humano es difícil, tienen tantas necesidades y puntos débiles. — Colocó una mano sobre la de ella mientras le miraba a la cara con una sonrisa. — No tiene nada de malo ser de carne y hueso.

— Que desdicha ¿no? Espera.. no... creo que hubiera sido más desesperante ser un elemento inmóvil, como aquellas almas de las piedras...— Se inclinó un poco hacía él observandole... observando como lucía una espada.

— Pasaste de ser algo sin conocer lo que es el dolor a mil y un sensaciones incluso cuando se esta dormido. ¿Te gusta ser de... esto?- miro su propia mano, en su voz se escuchaba cierto repudio al ver su carne y piel que eran, por lejos, mucho más frágiles que su composición como wurm.

Ese brusco movimiento hizo que llevara su mirada directamente hasta el rostro ajeno.

— Originalmente era una espada, pero se me dio la oportunidad de tener un cuerpo humano, es como el de cualquier otro hombre, no se preocupe. — Respondió entre risas tratando de restarle importancia al asunto.

En cuanto no sintió al catarina se levantó de una quedando sentada.

— ¿Hah? ¿Qué eres? —Entendía bien eso de acostumbrarse, prácticamente someterse, a un cuerpo que suele tener ciertas debilidades, era una cosa molesta para ella pero que poco a poco debía acostumbrarse. —

— Eso es cierto, pero al menos estarás relajada aquí, de esa forma te servirá como descanso también, viéndolo desde una perspectiva algo más optimista. —

Estaba observando en dirección contraria, de repente se volteó y vió el insecto, lo entendió rápidamente, colocó la palma junto a la de ella, para que ambas sirvieran de apoyo para la catarina.

— La verdad... No me he percatado de nada, aún me estoy acostumbrando a la vida humana y... A este cuerpo. —

— Bueno esperar sin hacer nada no implica esfuerzo, solo me provocaré ensimismare en pensamientos que de nada ayudan. —

En su mano sintió un bichito, observo. Se trataba de una catarina, acerco su mano él esperando a que acercara su dedo o palma para que la catarina siguiera un camino.

— Gracias por hacerme compañía, al menos por un rato. ¿De qué obviedad no percataste y ahora sabes que era muy clara? —

Comenzó a caminar alrededor de ella, al mismo tiempo trataba de observar bien el lugar en el que estaban, lo último que quería era terminar perdido en un bosque desconocido.

— Entonces creo que te acompañaré, debe ser muy importante para ti, eres capaz de hacer todo esto por él. — Hacer de guardaespaldas era una labor digna de sus capacidades, retiró su espada de su cinturón para después sentarse junto a ella, dejando el arma enfundada a un lado.

Frunció el ceño, tenía razón. Posiblemente jamas la encontraría ¿Qué clase de escándalo tendría que hacer para llamar la atención? Que fatiga solo pensarlo

—Supongo me plantaré aquí, haré que el pasto se vuelva rojo y el culpable será aquel que no me encontró y no me llevó a la suavidad de mi cama. — suspiro suave pero profundo. — Deberías intentar acostarte, esta fresco, al menos en la sombra.