— No saben de tu existencia. Y pretendo que siga así. Desatarás caos y muerte. Significarás la retirada inminente de sus tropas. —

Ella por su parte se sentó a un lado de la casi muerta fogata para calentar sus manos.

—Soy afortunada de haber cruzado mi camino contigo. Pero no olvides...es mi sueño y mi visión. Dicho esto, no te detengas si ves aliados en tu línea de ataque. Ellos saben el riesgo. —

La presencia de tan elegante voz hizo que cambiara su postura de inmediato, guardando respeto ante aclamada dama.
Sus palabras estaban en lo correcto, se sentía agradecida que le comprendiera en lugar de tratar de corregirla para cambiar esa actitud.

- Agradezco su atención, Lady Aethelind. - El pelaje se recostó en sus brazos a la par que su mirada acarició este, no dudó en abrigarse con él en ese mismo momento ahora la mirada se regreso a Aethelind hasta lograr contacto visual.

-Sin duda, seré su mejor elemento en cuanto de la orden.

-Reconozco esa mirada donde fuera. Es la mirada de alguien asqueada del conformismo. Así que sí, mi recomendación, desafiarlos es lo optimo. - Mientras decía aquello, se acerco a la señorita con un pelaje de oso para el frió, sería una noche larga y debían descansar antes del asedio.