-Adrien sintió que la vida al fin le sonreía, después de tanto, al recibir a Plagg. Como héroe de París, no tenía que preocuparse más por ser el chico perfecto que todos esperaban que fuera, ni tampoco debía seguir sintiéndose atrapado en una jaula por la sobreprotección de su padre. Correría, saltaría por los tejados, sería libre-