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— ¿𝐍𝐢𝐧𝐚? —
 
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ccbm1578754 · 36-40, M
Tenma se asomó por la ventana desde que notó una ligera disminución en la intensidad del foco ámbar del cuarto; había comenzado a llover y, considerando que los últimos días la electricidad solía irse cuando la lluvia arreciaba, supuso que pronto se quedarían a oscuras.

Aprovecharé los últimos minutos con luz, para leer esto. ¿Por qué no tomas una siesta? Te ves cansada.

ccbm1578754 · 36-40, M
Mientras escuchaba, intentaba imaginar a la pequeña Nina siendo feliz con los Fortner. Seguro habría sucedido después que ella y Johan escaparon del hospital de Düsseldorf. Por un instante le entraron ganas de cuestionarla; ¿recordaba algo de ese día? ¿A dónde habían ido los mellizos cuando se fugaron? ¿Cómo fue que ambos llegaron a la casa de sus padres adoptivos?

Pero notando su expresión tranquila, prefirió no urgar. Sólo le puso la mano en la cabeza, para acariciarla.

Jamás dejes que esos recuerdos se desvanezcan, Nina.
NinaFortner · 31-35, F
- Cuando era pequeña y mis padres me llevaban al doctor, había uno que siempre me daba un dulce, y un beso en la frente, decía que era de protección para que no volviera a enfermar o hacerme daño. - Contó con cierta nostalgia y una leve risilla, mientras miraba distraída las largas mangas de la camisa del Doctor.

No sabía si sería efecto de su atención, o el hecho de que la tensión anterior ya se hubiese disipado, pero se sentía extrañamente tranquila, como no se sentía hace años, quizás meses.
NinaFortner · 31-35, F
Intentó mantenerse quieta, pero no pudo dejar escapar uno que otro leve quejido, ahogado por sus labios apretados, mientras limpiaba su herida. Era tan descuidada que le había restado importancia a la herida en cuanto se la hizo, y su cuerpo ahora parecía hacerle pagar por ello. Aunque el ardor no duró mucho, ya que con los gentiles tratos del doctor, pudo sentir un alivio casi inmediato en la zona que ya llevaba unos días afiebrada.

Asintió con la cabeza y siguió sus instrucciones. - Muchas gracias.- Sonrío para él poniéndose la camisa por el revés, tal y como él había indicado. De seguro se veía ridícula.

No pudo evitar reír ante su comentario, pues este trajo consigo un recuerdo de infancia.
NinaFortner · 31-35, F
La angustia de Tenma fue prácticamente palpable en cuanto mencionó la comunidad japonesa a la que había ido y la policía. ¿Cómo pudo haber tenido tan poco tacto? Era obvio que eso causaría preocupación en el doctor, se le notó en la cara tan pronto lo menciono, y si bien ahora se encontraba ocupado en el baño, el ambiente lúgubre inundaba el lugar. Se cubrió el rostro con las manos y frotándolo en claro signo de frustración. - Nina Fortner, eres una idiota.- Musitó para sí misma

Se irguió tan rápido escucho su voz. Sentir sus dedos en cuanto descubrió su piel para ver mejor su herida le causó un leve escalofrío, conjunto a una piel de gallina que poco y nada se podía disimular. - Son gente muy educada, sobre todo los mayores, fue muy agradable el poco tiempo que pasé ahí.
ccbm1578754 · 36-40, M
Ya está. Te daré mi camisa, úsala por delante, así no estarás incómoda. Necesitas dejar que la herida respire.

Así hizo; llevaba su camisa, es verdad, y por debajo una playera. Así que no habría afectación al poner la primer prenda en los hombros ajenos, con la parte abierta por detras y la de la espalda, por delante.

Buena chica. Te debo la piruleta, por buena conducta.

Bromeó, mientras tiraba el material usado al cesto de la basura.
ccbm1578754 · 36-40, M
Lo menos que deseaba era hacer daño; provocar estragos o llevar a otros a elegir bandos. Le resultaba abrumador pensar en ello, pero ya que tenía algo más de qué preocuparse, mejor no tardó en salir del baño y prepararse.

Con permiso. Voy a descubrir un poco más.

Recorrió la prenda casi por debajo del omóplato, descubriendo que la parte inferior de la herida era la menos profunda.

Es curioso. Imaginarte entre los míos, aprendiendo palabrotas. No recuerdo cuándo fue la última vez que hablé en mi idioma.

Con toques gentiles lavó la herida. Enjuagó, secó y roció antiséptico ; esto debería arder un poco, pero de inmediato la zona afectada debería pasar de una sensación punzante a un alivio progresivo. La higienización daría la sensación de frescura y bajaría la hinchazón y el dolor poco a poco. Al terminar le mantendría el tirante abajo. Para que no hubiera fricción con la tela.

ccbm1578754 · 36-40, M
¿Cómo pudo pasar por alto ese "minúsculo" detalle? El estómago se le encogió al pensar en las comunidades de conciudadanos esparcidas por el país teutón; ¿habrían sufrido consecuencias derivadas de su persecución policíaca?

Cielos...

Como un autómata y retomando el gesto de silenciosa angustia, hizo lo protocolario; dejó preparado su bote de antibenzil, loción antiséptica y un par de gasas. Y mientras se lavaba las manos, pensó en aquellos japoneses que pudieron haber sido detenidos por las autoridades; o denunciados por sus vecinos o compañeros de trabajo. Al más puro estilo de una cacería de brujas.

En el resguardo del baño, Tenma suspiró profundamente, agachando la cabeza entre sus brazos; "Lo lamento tanto. Espero que esto termine pronto", susurró para sí. Y simbólicamente, para aquellos nipones que lo apoyaban en el anonimato.
NinaFortner · 31-35, F
Lo único que pudo hacer fue bajar los breteles, tanto del vestido como de su brasier, para dejar sus hombros bien descubiertos, sosteniendo el vestido contra su pecho para que este no fuese a bajar más. - ¿A-así esta bien?
NinaFortner · 31-35, F
¿Uh? - Su pregunta le hizo quedarse inmovil en su posición, algo vergonzosa, pero el tono de alarma en la voz del doctor era notoria. - Oh pues… no lo se, pero lleva unos días ardiendo, como no logro ver, pense que solo era un dolor muscular.- Sabía que sus intenciones no eran malas por eso no se movió en cuanto acomodo su cabello para revisar mejor. - Debe haber sido cuando me escondí de unos ebrios en un edificio abandonado. Pase por una parte muy angosta para ocultarme y ahí debo haberme cortado con algo, como estaba concentrada en perderlos, no debo haberlo sentido.-

Se acomodó entonces cuando dijo que limpiaría la herida, volviendo a erguirse en su lugar, pero… ¿Cómo podría descubrir la zona si solo llevaba un vestido? Sabia que tampoco podía negarse a las palabras de un doctor, sobre todo si era él.

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