(...) mas no alejándola del todo, tan solo era un reflejo propio de un guerrero que reconoce la fuerza que tiene al frente, a decir verdad, ni si quiera esperó que hiciera aquello, ni sabía que su rostro había enrojecido al sentirle trazar en torno a su mentón solo sintió un poco de calor extra. Al momento de que el pulgar se paseaba por su labio, este dejó salir unas cuantas gotas del férreo líquido carmesí, mismo que al igual que el ajeno era distinto al de un mortal.

— Fuerte y claro… ¿Puedo?

Bajó un poco la mirada, claramente lamentaba sus acciones previas para con ella, aunque tras una breve pausa, no pudo evitar llevar la mano que tenía libre detrás de la cabellera ajena sin tocarle eso sí, la miró a los ojos como buscando permiso con esa misma interrogante, que de tenerlo no dudaría en dejarle una ligera caricia en descenso por esa trenza, fue un gesto que no pudo evitar hacer, sintió que era un instinto que lo llamaba a hacer aquello, honestamente quería darle otro (...)