(...) trazó con suavidad el contorno del mentón masculino, incluso con el pulgar trató de tomar el labio inferior, solo para poder observar la herida que esperaba haber realizado, pero ya en otra ocasión lo había pateada en el rostro y no había quedado marca, por lo que esperaba cualquier cosa.

— No vuelvas a hacer una estupidez así a menos de que lo ordene. ¿Entendido?

No había espacio a replicas, pero al mismo tiempo, era un perdón implícito hacia el hombre, por supuesto que todavía debía redimirse pero le estaba dando la oportunidad de hacerlo. Había encontrado un juguete divertido y sería una lástima deshacerse tan pronto de él.