Asintió con la cabeza dos veces, cerrando la boca completamente con esa misma amplia sonrisa, no diría nada, comprendía las circunstancias en las que estaba, se quedó quieto, buscando la mirada contraria, no tenía la cara de uno, pero casi parecía un perro regañado, quizás el beso en la mejilla contraria podría rectificar un poco las cosas, mas no lo sabría.
Al ser sujetado del cuello solo dejó su rostro frente al opuesto, no iba a retroceder, porque ya hasta se detuvo ante la misma idea, tan solo observaría cada expresión, al menos ser capaz de invocar esas emociones en un ser tan frío le era motivo de bastante alegría, era una labor que solo uno de los mejores Galliards podría cumplir, o eso pensaba, aunque el reemplazar esa decepción con diversión para nada se lo esperó, la miró a los ojos. Iba a responder algo, pero no tuvo tiempo de completar la oración.
— Tú me puedes ens--
Su mirada encontró una emoción a la que realmente no estaba (...)
