Cada acción efectuada era gratificante al ver esa sonrisa formarse en el rostro femenino. La gélida sensación que adornaba su tez la percibía desaparecer en la forma de un muy leve rubor, tan pronto la mano ajena alcanzaba su mentón, y apenas, en contra de todos sus instintos lograba quedarse quieto, primero observándole de reojo.

Su mirada fue directo a la ajena apenas ella acortó la distancia, ofreciendo el dulce con la lengua para que este fuese atrapado con suma facilidad. Disfrutó aquel apremiante instante, apenas apegándose un poco más debido a ello, y aunque no notó venir esa mordida, apenas la sintió, tan simplemente llevó el cuello para atrás para volverla en una más intensa y provocar una marca más notoria en su propia piel.

— ...De nada.

Susurró, recobrando el aire en los pulmones, incapaz de desviar su mirada con ese par de palmadas.

No pudo evitar que una sonrisa de satisfacción adornara sus labios. La diestra la llevó al rostro masculino, para sujetar la mandíbula con el pulgar y el índice en un intento de que no se moviera.

Se acercó un poco más y tomó el dulce al con sus labios al unir sus bocas por un breve instante. Aunque quizás se atrevió a alargar ese breve instante, al morderle el labio inferior al separarse y sonreír con la boca abierta para que viera el dulce.

— Buen chico.

Con la mano libre le dio un par de palmadas en la cabeza.

Por una fracción de segundo casi tragó en seco, por lo imprevisibles que fueron esas palabras, aunque apenas lo evita, a sabiendas de lo catastrófico que sería actuar así.

— A-aaah... (?)

Aún ante lo vergonzoso que podría ser, abrió más la boca acortando la distancia con la pelimorada.

— Vamos, abre más grande cariño.