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Era como ácido quemando su piel al entrar en contacto con aquella putrefacción, manchando su pálida piel en un tono azabache, resecando la misma piel. Ante su desconfianza con la recién llegada, éste reunió lo que le quedaba de fuerzas en su ser y se alzó de nueva cuenta sobre sus piernas, comenzando a alejarse del sitio con su prometida en brazos, no permitiría que nadie más se acercase, y así fue... corrió, saltó y a la distancia que logró en pocos segundos se alejó de todos, se desvaneció.
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Su estado era crítico, cuando Lancelot la abrazó celosamente, varias ampulas explotaron, dejando salir la putrefacción qué habia detrás de ellas, junto con ese fétido aroma. El cansancio se denotó en ella y la poca vitalidad qué le quedaba, cuando perdió el conocimiento.

— Lance...Lot...
... arrastró retrocediendo, buscando alejarse tras notar cómo su amada se negaba a tal acto, aún más al ver cómo usaba aquellos brazos para amenazar a ajenos.

~ Nadie más la toca...

Emitió entre gruñidos cual bestia enfurecida, protegiendo celosamente aún cuando aquellos que se acercasen se proclamaran aliados.
El gran impacto había hecho en el suelo un cráter, donde se ubicaba la pareja. Lancelot se había aferrado al cuerpo de su prometida, sin importarle dicho impacto, la sobrecarga de energía o la corrupción que este presentaba y poco a poco comenzaba a pudrir su ser en un ritmo lento. Aunado a ello, la armadura del caballero negro se había hecho pedazos en varios puntos, dejándola muy maltrecha.

Evitó moverse, manteniendo la mirada en todo momento a su amada y su intento por tocarle, acto que no importó por usar su diestra para sostener su mano; había perdido su guantelete debido a la explosión de su espada.

Parecía que mas problemas aparecerían cuando aquella extraña apareció, ofreciendo su ayuda. Bien sabía que el diablo aparecía en los momentos más desesperados para hacer un favor que mas tarde sería cobrado con intereses. Ciertamente no le conocía a pesar de ser tan dócil aparentemente, éste no permitiría que alguien más le tocase... Se aferró a Layla, y con su brazo libre se a
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Al momento de caer sobre Lancelot, sus blancos ojos que habían perdido toda luz, dando a entender que estaba ciega, intentaron mirar a su prometido, pero solo distinguía las líneas y puntos de muerte. Extendió sus manos hacia este como si quisiera tocarlo, pero no podía. Al escuchar la voz de la guardiana del bosque oscuro, negó con la cabeza, uno de los oscuros brazos se alzó y la apuntó con este mismo, en forma de lanza.

— Corrupción y oscuridad... Veneno para ti. No normal oscuridad...

A lo que se refería, es que su oscuridad era como un terrible veneno, pues era una oscuridad corrupta que fungia como veneno para cualquiera que lo tocara; una toxina peligrosa que incluso a ella la estaba matando pese a haber entrenado para controlar la oscuridad.
IlargiaLindwurm · 100+, F
*como guardiana no solo del bosque oscuro si no también de gran parte de los Barrow aparecería saliendo de entre el suelo, miraba el lugar y sus colas se movían absorbiendo con libertad la corrupción mientras caminaba a Layla, sabía que el guerrero de está no la conocía en lo mínimo pero no la dejaría sola*

Confía en mí... Yo soy oscuridad, déjame absorber todo lo que la lástima.

*Se detenía a menos de un metro de ambos estirando las 9 colas a dónde ella estaba, esperando el permiso de envolverla con estás*
... Por otra parte, la carga de su espada se disperso en el ambiente en una repentina explosión.
Era demasiada, el brillo oscuro en la hoja de su espada era demasiada que varios halos y ráfagas se escaparon a causar destrozos en el ambiente, no soportaría mucho antes de explotar su ser.

¿Esa era la única opción que tenía? ¿Matarla? Lancelot miro incrédulo aún con el efecto de la.locura en sus ojos, sin embargo, algo tenía que hacer ya que habría daños mayores a terceros. Aunque... Él solo tenía una preocupación en su mente ahora, Layla.

Pronto el colapso de su prometida sucedió donde ambos cayeron al precipicio, aquel, estando un poco más cercano al suelo, no demoró en posicionarse bado de ella, cada vez más el arrepentimiento de haber tardado en llegar y apoyarla crecía. No obstante estaría a su lado en su momento más oscuro.

Evitando que su cuerpo colisionar contra el suelo,Lancelot atraparia a Layla antes de llegar al suelo, amortiguando su caída con su cuerpo.
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Las palabras de Lancelot resonaban en su cabeza, pero ya no las comprendía, estaba perdida en si misma, encerrada en lo más profundo de su ser, siendo protegida por ese lobo negro que se trataba de su propia alma, alma corrompida y enloquecida. Todo lo que aconteció era meramente su alma buscando su protección y la protección de los suyos, Layls sabia que sus ojos eran una condena más que una bendición y el castigo por traspasar el tiempo de uso era la muerte de si misma. Perderse y autodestruirse. Las palabras y la absorción de Lancelot no eran suficientes, Layla ya estaba empezando a autodestruirse como una bomba de tiempo que explotaba en ampulas, putrefacción y brea.

— Morir... Duele...

Fueron sus últimas palabras antes de tambalearse y caer al suelo, había perdido ya bastante sangre, que era la brea. Su cuerpo estaba quedándose sin líquido vital y su corazón bombeaba cada vez más lento y pesado, pues no se acostumbraba a la espesura de la sangre.
Había tenido contacto con la brea que ella expulsaba, era bastante similar a la marea del caos que el Santo Grial emitía, eran todas las maldiciones de la humanidad concentradas para acabar con la misma, algo que no le afectaba mucho.

Estando en las alturas, éste se mantenía alimentando la hoja de su espada con todo lo que podía absorber.

"No pienso matarte... No pienso dejarte... He jurado mi vida hacia ti... He de salvarte de ti misma..." Seguía recitando. "... Dame todo lo que tengas... he de ser yo quien cargue con ello... Dame más, que tu vida y odio alimenten el mío..."

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