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As1571691 · M
Luego la revelación, el pueblo habitante aclamó con todas sus fuerzas a Ares cuando apareció en un carro tirado por cuatro magníficos sementales blancos. Quienes le rodeaban reaccionaron igual. Las ovaciones, gritos y trompetas resonaron en el ambiente. El Androfóntes, resplandeciente con la túnica y toga púrpuras propias de un general triunfante y con el rostro pintado de carmesí, sostenía un cetro en una mano y una rama de laurel en la otra, sus legiones se quedarían a festejar en en el mundo de los mortales, pero él carro continuaría su trayecto hasta el Olímpo, ya que después de tan exitosa incursión, era menester para el Dios de la guerra reunirse con su padre.
Zeus, necesito que me escuches, esta batalla librada no fue más que una fachada, la información recopilada durante la guerra apunta a la isla de los Bendecidos. Nuestro futuro pende de un hilo.

Zeus, necesito que me escuches, esta batalla librada no fue más que una fachada, la información recopilada durante la guerra apunta a la isla de los Bendecidos. Nuestro futuro pende de un hilo.

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