— Mi amada reina, tan perfecta. Todo lo que debo de agradecerte.

—Lo se, tanto como a mí me encanta estar contigo —

— Eso siempre se puede arreglar — Él era por supuesto quien llevaba ventaja. Se colocó sobre ella, mostrando una sonrisa juguetona sobre sus labios, acariciando el muslo con suavidad— Me encanta tenerte junto a mi, ¿sabías?

—Deberiamos...ahora solo quiero estar así, entre tus brazos, aún que con menos ropa sería mejor—

— He pensado que, quizás si deberíamos... —Paseó sus manos por sus brazos, acariciando su piel y repartiendo besos por su cabello— Todo puede esperar si se trata de estar un minuto más contigo

—Casi siempre...— Rio brevemente y se acomodo entre sus brazos— Podría quedarme aquí siempre—

— ¿A veces? —Una risa tranquila surgió de sus labios, acunandola entre sus brazos —

—A veces eres tan encantador, solo bastan una palabras para hacerme feliz—Coloco sus manos sobre el abdomen ajeno y lo acarició con suavidad— mi amado dios

— Te esperaba. — Quitó su brazo de su rostro, para poder pasarlo sobre los hombros de la Diosa y girarse por completo hacia ella — No sería una noche perfecta si no estás tú.

—¿Te desperté? — Se acomodo contra el cuerpo ajeno, dando un pequeño beso en el mentón de su esposo—