Ése castillo lo tomaron los que son leales a ella. No podemos ir a ninguna parte de Drachenzunge. Hasta que de milagro lo tomemos. Si es que logramos tomarlo. **Comenta con pesadez y una amarga sonrisa.** Ésa perra realmente está preparada para cualquier ataque. No sólo tiene baciliscos. Nueve en total. También tiene esparvus traídos de otro lugar, capaces de idear y manejar armas que parecen, casi dispararse solas. Mucho más ligeras y maniobrables que las ballestas jigantes. Especiales para derribar dragones, si acaso se nos ocurriera llevar uno.

Tu sobrino me dijo que tenías un castillo, ¿Por qué no van ahí? **Esta vez si comentó con la boca llena mientras le observaba atentamente.**

**Tan sólo la contempla al comer de aquella forma.** Es realmente jodido. No creí que llegaríamos a ésto. Y todo porque a nuestro querido Rey se le ocurrió que era muy divertido jugar con los sentimientos de una perra loca.

**Asintió firmemente con la cabeza, no iba a hablar con la boca llena pero aquel plato estaba delicioso para ella.**

Creo que tenías demasiada hambre. **Replica, entre risas, al ver la reacción de ella.**

**No le importaba comer cosas no elaboradas, así que al ver la carne simplemente se abalanzó contra esta para tomarla con sus manos y mordisquearla cuan animal.**

**Regresa minutos después con un platillo en carne asada y algunas cebollas, para ella.** Creo que ninguno de nosostros es bueno cocinando.

**Se quedó esperando a que regresara, allí tumbada sobre la lisa roca.**

De acuerdo. Te traeré algo. **Se va a buscar que llevarle.**

Bien, bien. Al menos traeme algo para comer. Alimentame y dime lindura.