. . . **Ella tan solo se tomó el atrevimiento de empujarle con molestia y luego de ello, se cruzó de brazos con incomodidad.** ¡Bien! No tengo olfato. Sólo quería arreglarte la ropa... y ponerle un corazón...

El otro día te pregunté a qué olía algo y me dijiste que no olía a nada. **Replica, para luego sorprenderse de aquella declaración de la chica, para luego añadir.** Curioso... todo mundo dice que apesto a muerte...

¡Claro que lo tengo! **Respondió con el ceño fruncido, a la par que dio un pequeño pisotón en el lugar a modo caprichoso.** Me gusta tu olor... solo eso...

**Como es más alto, mucho más, no le cuesta nada inclinarse levemente para arrebatarle la prenda de sus espaldas y observarla.** ¿Oler? Tú no tienes olfato...

**Le esconde disimuladamente aquella prenda por detrás de su espalda.** Yo... ¿La olía...?

¿Que ropa? ¿Qué le hiciste? **Pregunta, un tanto desconfiado.**

¿Cu-cuales...? Tu rop... **Se tapa la boca rápidamente y niega de modo inocente** ¡Nada!

¿Cuáles? Ahora no tengo cosas.