**Como siempre, la muchacha quien se la pasaba todo el tiempo desde que llegó a ese reino, todas las juntas, todas las reuniones, todas las lecciones, se detenía para robar algún bocadillo antes de ir a cada encuentro. Ese no era el caso, puesto que se le había llamado para una reunión importante con los miembros de la realeza y desde luego que no se limitó si quiera en pensar primero en su estómago que en lo que verdaderamente era importante. Ya habían transcurrido 10 minutos de retraso y tras llegar al lugar, tan solo se chocó con alguien, una mujer a quien no conocía.** ¿Y tú quien eres?
**Al escuchar aquello, la joven, tan sólo se ruboriza, aunque intenta controlarlo, le ocurre. Y es con la respuesta del príncipe, un tanto hastiado por el comportamiento de su "hermana", a lo que se torna atenta.** He escuchado historias de usted, My Lady. Y déjeme decirle, que los rumores de su belleza no le hacen justicia. ¿Pero que propone darme a cambio por la alinza? **A la pregunta de él, la joven mira discretamente a su guardián, para que, de manera sutil tome algún consejo de este tan sólo por esas miradas. Sin embargo, en cuanto a la pregunta del príncipe, y, tan sólo de pensarlo, por un momento le llega a la mente el irse de ahí; puesto que, por el momento no tiene nada que ofrecerle a él. Por lo que sólo responde.** No tengo riquezas, no objetos ni ejércitos. Pero deme la oportunidad. Y puedo comandar a sus tropas para formar el Reino más poderoso que hayan visto las civilizaciones de Einfellterra. **Termina con (...)
