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Ven, Romano.
Atácame.
 
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LV1552459 · 31-35, M
sus provocaciones no existía más.
Entonces subió por su oreja, capturando el lóbulo entre sus labios a fin de tirar de el y luego volver a su cuello–. ¿Serás una buena víctima? –murmuró y bufó al tiempo, pues el ansía era grande al sentirla tan cerca, tan suya. Tanto como para deslizar la diestra por su abdomen y subir por el medio de sus senos, paseándose a placer hasta llegar a su cuello, tomándolo para hacerla erguirse y con ello sostenerla al tirar de su cadera con la zurda, a fin de hacerle saber sobre el estado en el cual estaba, pues la unión de ambos cuerpos era plena, tanto como para proyectar una sola sombra.
 
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