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Ven, Romano.
Atácame.
 
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ZhenJun · F
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Dicho ésto, a traición, le asestó un mordisco en el labio inferior. Ella,menos indulgente que él, no lo soltó. Muy por el contrario, llevó sus manos tras de sí misma: encarnó dedos y uñas en los costados ajenos y maltrató la ropa de él que ahora los separaba. Si pudiera la haría jirones allí mismo.
ZhenJun · F
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Jadeó ; no como lo haría normalmente, sino con la voz cargada de excitación y debilidad. Las manos de Lucio, su voz, su boca, su dominio... Todo se conjugaba para hacerla doblegar y terminar erguida, procurando contorsionarse un poco para buscarle la boca; en el preciso instante le sujetó del rostro y apenas rozó labios contra labios, mientras le mimaba la fuerte quijada y la mejilla. A la vez, una de sus piernas se abría, se anclaba en el muslo ajeno y propiciaba con ello que el contacto entre puntos clave se hiciera más consistente. Es más: no conforme con ello , lo acentuó, frotándose en el romano; claramente la intención era hacer fluir su sangre hasta un punto turgente.

... O una que luche antes de ser acabada bajo tu espada? ...

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ZhenJun · F
Naturalmente, el contacto sería algo no sólo esperado sino ansiado; tanto que su cuerpo per sé adoptó una postura más receptiva, cóncava para recibirlo en su espalda y darle reposo en ella. Y mientras gozaba de las caricias y los besos ( que no tardaron en generar reacciones varias en sus zonas más tiernas ), ésta siseó y susurró, intentando mirar por momentos hacia la ventana, en aras mesurar su actitud sedienta de él.

Define "buena víctima"... ¿Una que se deje someter o...

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LV1552459 · 31-35, M
sus provocaciones no existía más.
Entonces subió por su oreja, capturando el lóbulo entre sus labios a fin de tirar de el y luego volver a su cuello–. ¿Serás una buena víctima? –murmuró y bufó al tiempo, pues el ansía era grande al sentirla tan cerca, tan suya. Tanto como para deslizar la diestra por su abdomen y subir por el medio de sus senos, paseándose a placer hasta llegar a su cuello, tomándolo para hacerla erguirse y con ello sostenerla al tirar de su cadera con la zurda, a fin de hacerle saber sobre el estado en el cual estaba, pues la unión de ambos cuerpos era plena, tanto como para proyectar una sola sombra.
LV1552459 · 31-35, M
Ni hizo falta el ser llamado, la provocación había sido efectiva incluso antes de existir, pues era suficiente con ver su piel expuesta como para sentir hambre, un hambre creciente y dominante que mostró al plasmar ambas manos sobre los costados de la cadera ajena, en inicio como un mero agarre y soporte, pues su torso hallaría descanso sobre aquella delgada espalda, en aras de, obtener cercanía y con ello ubicar los labios justo en su cuello, donde no sólo aspiró su aroma, sino que, le beso y recorrió lentamente–. Sigues siendo demasiado insolente, mujer. –dijo como mera mención del pasado, pues su indignación por

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