ー Algún día, hijo, cuando a lomos de un caballo montes por vez primera hacia la batalla, conocerás la vibrante sensación de un tambor de guerra cimbrando en tu pecho. Y en ese momento entenderás cómo yo sentía al percibir tus dulces movimientos dentro de mí. Tan pequeño y, a la vez, tan decidido a hacerte saber vivo y fuerte.