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Pensaba que, sabiendo que en algún momento nos habríamos de separar, la despedida sería más sencilla.
¿Prometes que me recordarás en tus momentos de calma? Aunque sean pocos. Promételo.
 
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LV1552459 · 31-35, M
El momento, el ambiente, ella, su voz... Su piel y ese dulce pero fresco aroma que desprendía su cuerpo, todo, absolutamente todo se volcaba sobre él como un remanso luego de la tempestad ¿hacia cuanto que no hallaba la paz y plenitud a manos llenas? Era inverosímil, y casi indigno de tal obsequio que la vida le ponía al frente luego de ríos de sangre, de la brutalidad orquestada por sus manos, esas que no hallaban saciedad a la hora de hacerse de esa piel, de recorrerla con la lentitud que exigía el momento luego de la agitación, luego de la energía compartida y el calor de una faena menos hostil que la de la guerra.

Cerró los ojos cuando ella habló, cuando esa voz le regaló su nombre:

[med]Jun...[/med]


Le supo a miel el mero hecho de repetirlo para si mismo, primero bajo, sólo por fascinación, por el significado impreso en ello. Y luego vinieron esos besos sobre su cuello y pómulo, dulces, cálidos... Respiró hondo y llenó el pecho cuando la vio erguirse {..
 
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