Sentirlo tan cercano con su corazón, calienta el mío, regesandome aquel modo de sonreír tan solar, invitandone a tomar una forma más plácida para mi amado, dejando que mi cabellera se haga cándida como la nieve, mientras mis nueve colas se forman, relajándolas en el piso.

Con una mano acaricio su mejilla, pero solo para guiar su rostro, en dirección del mío para robarle un delicado beso.
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