su país. Debió ir con él. Jamás debió dejarlo solo, aun cuando puede hacer frente a las criaturas más peligrosas en el mundo, él aun no puede contra los deseos de su familia y su clan. Imaginar a su querido chico siendo solitario, sin poder escapar de la presión de su familia. Zero abrazó con cuidado a Yuuta y deslizó su mano hacia su nuca, para ascenderla y acariciar esas hebras de tono cenizo. Recibió cada noticia del muchacho sintiendo el anuncio de muerte como un martillazo en su pecho. "¿Yuuta va a morir?" Este pensamiento, provocó una reacción que Zero jamás experimentó antes. Un picor en sus ojos seguido de una cálida humedad, parpadeó un par de veces y se deshizo pronto de las pequeñas lagrimas que estaban por decorar sus iris ámbar.

—Yuuta, escúchame bien —Zero llevó una mano hacia la mejilla de Yuuta y palpó con sus dedos la delgada y pálida piel, que era incluso más pálida que la del mismo Zero.