Habían unas palabras que estaban atoradas en su garganta. Zero jamás supo cuáles eran, por qué siempre tenía esta sensación de retener algo en su pecho. Esto fue así por mucho tiempo y ahora, finalmente entendía de qué se trataba.

Con sumo cuidado, tomó el mentón del joven cazador y lo levantó solo para aproximarse y besar sus labios. Finalmente, su propia boca probó el tacto de Yuuta. El líquido vital se escurría por su mentón y no le importó absolutamente nada. Su brazo rodeó la espalda baja y lo acercó aun más. Incluso añadió algo de fuerza en su obstinado deseo de no volver a estar lejos de él. El pensamiento de nuevo le llegó, si Yuuta moría...si algo le sucedía, ¿Qué sentido tendría todo?

Separó sus labios con recelo. Le tomó suave de la nuca y lo abrazó contra su pecho.

—Yuuta, Te amo. No voy a dejarte ir. No permitiré que nadie te lleve lejos...Ni tu familia, ni la cacería, ni una enfermedad. Encontraremos una solución. Encontraremos una salida. Confía en mí.

—Allá fuera, nos hemos encontrado con todo tipo de criaturas. Vampiros que han vuelto de la muerte, nigromantes que comandan su propia legión de no muertos y hasta brujas que curan y maldicen a quien le venga en gana —Zero no estaba del todo seguro de sus palabras, sabía que los métodos que estos monstruos utilizaban tenían un coste muy alto, pero en ese momento solo quería aferrarse a cualquier esperanza—. Incluso yo soy la prueba de ello. Me trajeron a la vida, y en esta segunda oportunidad he adquirido fuerza y resistencia.

Zero era consciente de que él no podía padecer enfermedades, al menos hasta antes de recuperar sus emociones, ¿Habría algún cambio en volverse cada vez más humano? ¿Estar ahora mismo cerca de Yuuta era un peligro para él? No lo sabía, ni le importaba.

—Yuuta, si podemos encontrar a quién me trajo de vuelta a la vida, existe la posibilidad de hallar una cura para tu enfermedad. Eres talentoso y muy joven...No puedes morir.

su país. Debió ir con él. Jamás debió dejarlo solo, aun cuando puede hacer frente a las criaturas más peligrosas en el mundo, él aun no puede contra los deseos de su familia y su clan. Imaginar a su querido chico siendo solitario, sin poder escapar de la presión de su familia. Zero abrazó con cuidado a Yuuta y deslizó su mano hacia su nuca, para ascenderla y acariciar esas hebras de tono cenizo. Recibió cada noticia del muchacho sintiendo el anuncio de muerte como un martillazo en su pecho. "¿Yuuta va a morir?" Este pensamiento, provocó una reacción que Zero jamás experimentó antes. Un picor en sus ojos seguido de una cálida humedad, parpadeó un par de veces y se deshizo pronto de las pequeñas lagrimas que estaban por decorar sus iris ámbar.

—Yuuta, escúchame bien —Zero llevó una mano hacia la mejilla de Yuuta y palpó con sus dedos la delgada y pálida piel, que era incluso más pálida que la del mismo Zero.

La sensación de alegría y alivio que le invadió cuando escuchó la respuesta de Yuuta desapareció en el momento que la sangre pintaba los labios casi sin tono de su compañero de cacería.

—Yuuta... —Trató de no perder la calma y contuvo al joven rodeando un hombro con su brazo para luego posar su palma sobre su espalda—. ¿Qué ocurre? Estás...

Y allí, la vista de un rostro famélico, apenas aferrado a la vida que parecía escaparse cada segundo. Zero, con sus emociones restauradas, se sintió profundamente conmocionado. En su mente el semblante del bello joven por el que pensó tantas noches se había roto como el cristal de un espejo. Zero tenía muchas preguntas y antes de poder formular alguna, fueron respondidas una por una.

Escuchó en silencio, no respondió sino después de varios minutos que parecían eternos. Solo su palma respondía acariciando la espalda de Yuuta buscando calmar su ataque de tos. El cazador se sentía frustrado. Sabía que no debió dejar ir solo a Yuuta de vuelta

— Zero..e... estoy mu..muriendo—
Ahí estaba, la dolorosa confesión, con sangre en las comisuras de sus labios púrpuras, con sus pómulos como cuencos, con su cuerpo tan delgado que se ocultaba en ropa holgada.

— Mi propia madre me obligó a ....a estar con una mujer y...—
Yuuta se aferró a Zero llorando y gimoteando, bajando todas, absolutamente todas las barreras que había puesto en su mente por todos esos meses. Sus padres y el clan por completo se habían dado por vencidos con él, ya no pensaban en salvarlo, solo mantener su linaje, forzando al pobre chico a estar con una mujer para darle su semilla y al menos mantener el clan más años. Así que Yuuta en cuanto pudo, tomó el primer barco, sabía que ya nadie en la tierra del sol naciente lo extrañaría.

— Es tuberculosis. Me dan solo algunos meses de vida. —

encontrar esa última bruja, haré lo que tenga que ser necesario para sacarla de su escondite y enfrentarle. Todo por ayudarte. —

Su corazón latía con fuerza y fiereza, su motivación lo era todo, incluso se había olvidado de toser y sentirse débil, todo por la motivación que sentia por Zero.
Y luego, de él salió la pregunta... ¿Debía decirle, debía romper su motivación y su misión con su problema?
No.
Debía mentirle, debía decirle cualquier cosa, no podría soportar la idea de verlo mal por decirle sobre su enfermedad.

— Puede esperar . No es n-n- !!! —
Tosidos fuertes interrumpieron su mentira, tosidos que intentó detener, pero no pudo alcanzar su pañuelo, la sangre estaba en sus manos, en el suelo y sobre Zero.
Ya era imposible ocultarlo. Ya no había vuelta atrás. No había lugar para mentiras. Su cuerpo lo había traicionado, casi como un grito de auxilio por parte de su subconsciente.

— Zero..e... estoy mu..muriendo—
Ahí estaba, la dolorosa confesión, con sangre en la

Incluso el trago de agua le dio un sabor diferente, pudo sentir sus labios resecos de tanto toser volver a hidratarse, exhaló y se centró, entre más lo veía, más sentía aquel calor en su pecho.
No.
Se tenía que mantener sereno, profesional. Debía hablar de su condición primero y después tal vez como palabras en su lecho de muerte se atrevería a confesar su amor. Pero no ahora.

Y entonces la respuesta vino: "Nadie a quien presentar" aquello cambiaba el plan, lo cambiaba todo, absolutamente todo.
Se mantuvo en silencio, escuchando como Zero elaboraba en los sucesos ocurridos, ahora todo tenía sentido, absolutamente todo tenía sentido e incluso le sorprendió, si aún sin sentir nada Zero se había preocupado por él en el pasado... ¿Entonces ahora él sentia algo más?
No.
De nuevo tenía que calmar su corazón, sus nervios, sus impulsos egoístas, pero su boca estaba conectada a su corazón y no a su mente y sin pensarlo habló.

— No importa lo que sea necesario. Te ayudaré a encontrar

—...es solo que quiero que estés conmigo. Incluso después de este encargo.

No quiso ejercer presión sobre Yuuta, pero su recuperada inquietud le hacía poner una gran presión en esos iris ámbar que buscaban el rostro de Yuuta.

—Querías hablarme de algo, ¿no es así? ¿De qué se trata?

—Mi alma, mi corazón, y con ello mis emociones. Lo único que se dejaron fue la voluntad de la persona que fui en mi anterior vida. Esta voluntad que siempre me dictaba que cace monstruos. En tu ausencia, encontré a tres de las cuatro brujas. Recuperé mi corazón y parte de mi alma, y gracias a ello he podido volver a sentir. Alegría, enojo, miedo. El vino ahora tiene sabor y el estómago me ruge cuando voy a las tabernas. Se puede decir que me he vuelto un poco más humano. Es por ello que me notas más vivo, Yuuta. Solo quede una bruja y posiblemente ella sea la última pieza del rompecabezas para cumplir mi destino.

Después de un silencio dramático, Zero se acercó hasta Yuuta y con cuidado, le tomó la mano, aproximando su torso hasta recargarlo en su hombro.

—Yuuta, ¿me acompañarás esta vez? Puede ser el último encargo. Las brujas no fueron objetivos fáciles y sé que moriré si voy solo. Aunque no te pido esto por saber quien soy, si te soy sincero jamás me importó demasiado.

El comentario sobre la "cazadora" le hizo alzar una ceja. Jamás se le cruzó por la cabeza invitar a alguien más que no sea Yuuta a sus misiones, y creía que él lo sabría bien. Sin embargo, la pregunta no le ofendió. La parte frívola y racional de Zero le ayudó a deducir que era bien una opción prudente buscar un reemplazo para facilitar el trabajo.

—No hay nadie a quien presentar. Desde que te fuiste, la demanda de cazadores aumentó en la zona. Un nuevo brote de criaturas, diferentes y más peligrosas, se expandió como una plaga por todo el sur. Fue una oportunidad para obtener pistas del origen de este brote y en el camino, obtuve información sobre mi pasado. Al parecer, alguna vez fui alguien, y ese alguien murió. Desconozco en qué condiciones morí, pero...algo o alguien me revivió. ¿Para qué? No lo sé, pero si sé que antes de que eso ocurriera, unas brujas del bosque intervinieron y se robaron todo de mí.