[code]Observó con una mueca cansada la reacción poco apremiante del niño cuya presencia le resultaba indeseable dentro de su burdel. Dió un paso paso más y se inclinó sobre este con mirada mucho más oscura y mortal, algunas venitas se contrajeron en su irrefutable bello rostro cuando le tomó de la barbilla y lo giró obligándole a que la mire. Era una loba hambrienta frente a una oveja perdida. —¡Obsérvame cuando te hablo, pedazo de escoria! ¿Dónde están los demás? ¡Si no me contestas ahora, voy a torturarte![/code]