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About Me
About Me
[b][Personaje de League of Legends. Exclusivamente para batallas y pequeños tramas][/b]

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[/center][center][b][c=#886A08][med]~Zed[/med][/c][/b][/center]
Implacable y despiadado, Zed es el líder de la Orden de la Sombra, una organización que él creó con la intención de militarizar las tradiciones de artes marciales y mágicas de Jonia para repeler a los invasores noxianos. Durante la guerra, la desesperación lo llevó a revelar la forma secreta de las sombras, una malévola magia espiritual tan poderosa como corrupta y peligrosa. Zed dominó todas esas técnicas prohibidas para destruir a cualquier amenaza para su nación o su nueva orden

Debajo del velo de armonía de Jonia yacen las historias de aquellos que se quedaron atrás. Para Zed, la historia comenzó cuando era apenas un niño, sobre los fríos escalones del hogar de la Orden Kinkou.

Acogido por el propio gran maestro Kusho, Zed encontró su sitio dentro de los antiguos muros del templo. Se dedicó a comprender los dogmas espirituales de los Kinkou y rápidamente superó a sus compañeros, tanto en los estudios como en el combate. Aun así, se sentía opacado por otro joven... el hijo de su maestro, Shen. Aunque la pasión de Zed brillaba en cada técnica que perfeccionaba, carecía del equilibrio emocional que poseía Shen. A pesar de eso, los dos estudiantes se convirtieron prácticamente en hermanos.

A su tiempo, ambos hicieron una travesía con su maestro para rastrear al infame Demonio dorado. Cuando por fin consiguieron capturar al temido ''monstruo'', descubrieron que no era más que un hombre llamado Khada Jhin. El joven Zed avanzó con sus armas en alto, pero Kusho lo detuvo, ordenando que Jhin solo fuera encarcelado.

Al regresar al templo, el corazón de Zed estaba lleno de rencor y comenzó a tener dificultades en sus estudios. Estaba atormentado por los recuerdos de los asesinatos macabros de Jhin; además, las crecientes tensiones que existían entre Jonia y las fuerzas imperialistas de Noxus solo empeoraban su estado de desilusión. Mientras Shen crecía adoptando el temple y la ecuanimidad de su padre, Zed se rehusaba a permitir que las altivas nociones del equilibrio se interpusieran en el castigo de los malvados.

Se aventuró a las profundidades de las catacumbas ocultas del templo y encontró una caja ornamentada de color negro. Aunque sabía que estaba prohibido para cualquiera que no fuera un maestro de la orden, echó un vistazo dentro de la caja.
Las sombras invadieron la mente de Zed, alimentando su amargura y su desprecio hacia los débiles, haciendo alusión a una antigua magia oscura.


Al regresar a la luz del templo, se dirigió a encarar al gran maestro Kusho. Zed exigió que la Orden Kinkou atacara a los invasores noxianos utilizando todos los medios a su alcance. Cuando Kusho se negó, Zed le dio la espalda a la orden que lo había criado.
Desvinculado de la doctrina Kinkou, entrenó a un grupo de guerreros para crear una resistencia contra Noxus. Cualquier alma que amenazara su tierra natal o que fuera inactiva en su defensa era condenada a la muerte sin piedad. Esto incluía a los vastaya nativos que titubearan durante su juramento de lealtad. Zed exhortó a sus seguidores a hacer suyo el fervor de la guerra, pero pronto se percató de que sus propias habilidades jamás harían justicia a sus ambiciones si no poseía la caja negra.


Reunió a sus nuevos acólitos y regresó al templo Kinkou, donde fue recibido por Kusho. El anciano dispuso sus armas a los pies de Zed, implorando a su antiguo pupilo que renunciara a las sombras y que buscara un camino hacia el equilibrio.
Poco después, Zed salió del templo por los escalones. En una mano, traía la caja. En la otra, su espada con sangre fresca.


Los Kinkou, paralizados por la impresión, cayeron al ser atacados por los guerreros de Zed. Después, Zed reclamó el templo y estableció ahí la Orden de la Sombra, donde comenzó a entrenar a sus acólitos en las sendas de la oscuridad. Ellos grabaron su piel con tatuajes oscuros, aprendiendo a pelear junto a reflejos sombríos de ellos mismos.

Zed sacó ventaja de la guerra contra Noxus y del sufrimiento que esta traía a los jonios. Tras una masacre cerca del Río Epool, se cruzó con Kayn, un soldado noxiano de corta edad que empuñaba una hoz de granjero. Zed pudo ver que el niño era un arma esperando a ser afilada y lo reclutó como su estudiante personal. Vio en el joven acólito la pureza de un propósito que coincidía con la suya. En Kayn, Zed podía ver el futuro de la Orden de las Sombras.

A pesar de que nunca se reconcilió con Shen ni con los miembros restantes Kinkou que ahora estaban dispersos en distintas provincias, llegaron a un convenio precario en el período posterior a la guerra. Zed sabía que lo que había hecho no podía deshacerse.

En los últimos años, se ha vuelto evidente que el equilibrio de las Tierras Originarias se alteró, tal vez para siempre. Para Zed, la armonía espiritual tiene muy pocas consecuencias, y él hará lo que sea necesario para ver a Jonia triunfar.

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[i][b][i]“El equilibrio es una mentira. Nosotros somos los auténticos ninjas”[/i][/b].[/i]

[b][Intereses actuales][/b]
[/center][center][b]Coming Soon[/b][/center]
[center][i][b].. { . Actualizando... ahora en serio... (!?) . } ..[/b][/i]
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Rodeada por traicioneros mares, Ionia está formada por una serie de provincias aliadas desperdigadas a lo largo y ancho de un inmenso archipiélago que muchos conocen como las Tierras Primigenias. El equilibrio es una de las piedras angulares de la cultura ionia, por lo que los límites que separan el mundo material del espiritual son aquí más difusos que en el resto de Runaterra, especialmente en las profundidades de sus bosques y lo alto de sus cumbres. A pesar de que la magia del lugar es caprichosa y sus habitantes místicos y peligrosos, Ionia prosperó durante siglos. Los monasterios de guerreros y las milicias provinciales, así como la propia naturaleza, eran suficiente defensa frente al mundo exterior. Sin embargo, esta paz llegó a su fin hace doce años, cuando Noxus atacó las Tierras Primigenias. Una infinidad de huestes del imperio arrasó el territorio jonio. Sus gentes tardaron años en expulsarlas, y el número de víctimas fue terrible. Ahora, en Ionia reina una paz inestable. Las diferentes reacciones ante la guerra han dividido a la región: por un lado, algunos grupos, como los monjes Shojin o los Kinkou, buscan volver al aislamiento y el pacifismo previos a la invasión, y recuperar las tradiciones pastorales. No obstante, otros grupos más radicalizados, como la hermandad Navori y la Orden de la Sombra, buscan militarizar la magia de sus tierras para forjar una nación unida capaz de vengarse de Noxus. El destino de ionia pende de un inestable hilo que pocos están dispuestos a cortar, pero cuya fragilidad todos perciben.


[center][c=#886A08]LA GRAN RESISTENCIA[/c][/center]
Fue en el Placidium donde la gente de Ionia finalmente se levantó en armas contra sus enemigos noxianos. Pero el costo de aquella victoria fue inmenso y ahora algunos se cuestionan si defenderse fue la decisión correcta, pues es posible que el equilibrio armonioso de su tierra natal se haya perdido para siempre.