Como un animal confundido en sus palabras la albina ladea su cabeza tratando de entender sus palabras.

— No me refería a eso...

Extiende su mano tomando la muñeca de la rubia.

— Si me hubiese ido, no nos habríamos divertido como lo hemos hecho

Le sonríe galante, la atrae cerca de su cuerpo.

La rubia emite un sonido, parecía estar pensativa respecto a lo que oyó. Luego de esto, negó despacio con la cabeza.

— No me siento capaz de manejar a nadie. ¿No es eso acaso, controlar? Porque no pude hacerlo.

Suspira con pesar y camina alejándose. Antes menciona.

— Si yo pudiera manejarte, ya te habrías marchado.

Reconocía a Vanya en muchas cosas, una de esas tantas cosas de la mujer era el ser amable con Zora o al menos dejar que la platinada se acercase, sin embargo la platinada le sonríe ladina, sabía que no debía molestarle.

— Nada de eso. Te agradezco yo a ti, por tu paciencia... No es fácil lidiar con una Cyph ~ pero tienes madera para manejar a una

Intentaba ser jocosa con sus palabras pero Vanya pese a sus diferencias, era buena compañía.

— Puedes decirlo pero no es necesario tocarme...

Pena. Eso sintió, porque Zora demostraba confianza en ella y a veces podía ser cruel al imponer barreras. Vanya lo sabía. Trata de suavizarse un poco mientras suspira.

— También estoy agradecida contigo. Por tu compañía, y por cuidar de mi hogar.

— ¿No puedo decir que soy feliz por qué eres amable conmigo de vez en cuando?

La suelta despacio con un mechón en sus manos aún. Le da una última aspiracion soltando. Las hebras se deslizaron sutil entre sus dedos.

— Solo soy agradecida...

Se remueve inquieta, y maldice para sus adentros por haberle dicho algo amable. Ya lo sabía, a Zora no le podía expresar nada porque siempre buscaría cruzar un límite.

— ¿Me escuchaste cuando mencioné, tu amor por los problemas? Justo ahora, parece que buscas uno conmigo. Es una lástima...

— Mjmj...

No podía evitarlo, sonreír por esas cosas que decía Vanya le hacían gracia y le generaba más acercamiento a la mujer. Zora se abraza a Vanya por su espalda, hunde su rostro en aquella cabellera para olfatearla.

— Hm ~ dijiste que soy maravillosa, no sabes lo feliz que me hace escucharlo de ti.

Aspira aquel aroma de su cabello y la aprisiona contra su cuerpo.

— Vanya ~

Ella seguía observándola, incluso cuando dejó el bozal en el suelo al agacharse.

— Eres desagradable cuando quieres serlo.

Asiente, segura de sus palabras. Pero continuó hablando con la misma suavidad.

— Naturalmente, eres maravillosa. Lástima que te esfuerzas por causar problemas.

— Fue un castigo que me impusieron, me recuerda la bestia que puedo llegar a ser, cuánto daño puedo hacer.

La platinada noto la distancia de la rubia, la respeto, desvío su rostro cambiando su ceño a uno más pensativo.

— Creo que soy desagradable ¿Que piensas tú?

— No. Solo te estoy advirtiendo que no lo seas.

Cuando tuvo el objeto en sus manos, y siendo consciente de la mirada ajena sobre su rostro, la rubia retrocede con cautela.

— ¿Por qué conservas algo tan desagradable como un bozal? Quiero deshacerme de el.