A pesar de no haberlo visto hace mucho, conocía los gestos de Haruki. Y esa manera en que había agachado la cabeza no le gustó, acarició con cuidado sus dedos y buscó su mirada.

—Haruki... ¿Estás bien? ¿Pasó algo?—. Se acercó un poco más a él sin soltarle la mano. —Si, estaré aquí un tiempo—.

—A mí también...

Haru agachó la cabeza. Había estado un tiempo yendo al hospital, y al ver que tosió sangre no le dio buena espina.

—¿Volverás a vivir aquí? Sería genial que pudiéramos volver a salir.

—No, tranquilo. Si fue culpa mía—.

Rie un poco, es una combinación de nervios y aún emoción. Toma su mano con suavidad para que deje de limpiarle la ropa, eso era lo de menos.

—Me alegra mucho verte, Haru—.

—No pasa nada...

Dijo apenado, limpiándose sus labios por los restos de sangre que aún había quedado en ellos, después le limpió su hombro. Se sentía mal de haber ensuciado la ropa de su amiga. Era inevitable.

—No es tu culpa, de verdad. No tienes por qué disculparte.

Escucharlo toser la asustó y rápidamente se alejó de él, dejando una distancia considerable de Haruki. Sus mejillas se ruborizaron pues no estaba controlandose en expresar la emoción que sentía de verlo.

—¡No, no! Yo lo siento... Me sobrepasé, de veras lo siento, Haruki—.

No sabía sí Zyl era consciente, pero ella era un poco más fuerte que él. Por lo que aquél abrazo resultaba un poco doloroso para él.
Agradecía su cariño, pero dolía en exceso. Intentó no hacerlo notar pero le fue inevitable toser aunque seguía correspondiendo a como podía. Claro, hasta que de su boca tosió sangre cerca del hombro ajeno.

—¡Ah! Perdón... N-No era mi intención.

La pelirroja se le fue encima al pobre chico, poco le faltó para taclearlo pero el abrazo fuerte que le dió hacía notar cuanto lo echó de menos.

—Yo también creí que no volvería a verte. Me da gusto verte. Yo he estado bien ¿Tú has estado bien?—. Hablaba un poco atropellado pues la emoción no le permitía expresarse normal.

Correspondió con la misma emoción, tanto tiempo sin verla había hecho que la extrañara.

—¿Cómo has estado? Creí que no volvería a verte.

—¡Haruki!—.

En su emoción y efusividad por ver a su amigo, no puede evitar correr a abrazarlo.

—¡Zyl-chan!