— Blehhh, no me conoces lo suficiente. — Volvió a vomitar sangre. Que tienen contra su cuerpo que todo el mundo quiere arrancarle un pedazo « es muy débil » que se suelta un brazo y le ayuda a guiarse bien. — Corta de aquí... Hasta acá.— Aplicó fuerza encima de esa mano, encajo la daga en vertical desde la boca del estómago al ombligo. « Sorpresa » había nada, solo intestinos, sangre y el moco del jugo gástrico. ¿No siente dolor?. Lo siente, pero es un demente pasional que le da satisfacción.

De la comisura viene esa sangre que la junta y le escupe en el rostro. — ¿Terminaste?. Mira, se mueve. — Allí estaba ese metal punzo cortante derritiéndose, había generado anomalías en su sangre que solo quería verla enfurecer por un instrumento.

—Te odio... Te odio...—. Decía con una sonrisa en el rostro mientras encajaba el cuchillo y le abría la piel. Era el mejor sonido del mundo, pero a él no parecía importarle que ella estuviera a punto de sacarle las tripas con tal de sacar su amado cuchillo. Incluso parecía divertirse tanto como ella; tenía las manos completamente llenas de sangre.

—Infeliz... Dejame destazarte bien. Eres un maldito tramposo—. No podía mover bien el cuchillo, algo que la hizo enojar aún más, estaba segura que Alex se movería y buscaría inmovilizarla.

— Hahahaha. — Mostrando su naturaleza por un objeto inanimado. Como pollo está abierto o lo que intenta hacer, aunque había sangre y dolor poco importaba eso « si quiera » le daba cosquillas.

Pero no, no puede estar debajo que forcejea. Fingido. Es fuerte y parece que se le olvida la experiencia de aquella vez donde compararon fuerzas. — Hazlo, estás muy vegde aún. — Escupió sangre y apretó el estómago tensando el metal con los músculos del estómago.

Verlo reír fue normal pero lo que la hizo enfurecer había sido ese acto despreciable de tragarse su cuchillo.

—¡Hijo de...!—. De repente empezó a ver todo rojo y se le fue encima tomándolo por las muñecas y usando su peso lo tiro al piso. Sacó de su muslo derecho una daga y se la clavó en la boca del estómago. —¡Me la vas a devolver Alexandros! ¡Así deba abrirte la panza!—.

Lo soporto. No, no podía. Se inclino abajo y estalló en una fuerte carcajada que hasta lágrimas le salieron.— ¡BAJAJAJAJAJA!. — Se lo mostró aún entre risas y como es un mal nacido, abrió la boca inclinando la cabeza atrás. Se lo trago, que importaba cortarse los intestinos solo quería hacerla sufrir. — Glup.

Que humillación... De haber lanzado fuego por los ojos, Alex ya estaría muerto. Se estaba atragantando con las palabras pero tenía secuestrado su cuchillo favorito. —¿Me lo devuelves... Por favor?—. Casi vomitó ese por favor.

— Que obediente, ahora... Pídelo. — Le robo su más preciado cuchillo. (?)