En ese momento enfadado quizá al escucharle decir esas palabras, el varón de cabellos rojizos y barba rojiza y nariz pronunciada se puso de pie, y poniéndose de vuelta su capa acotó con una voz un tanto seria y cortante. — Iré a dar una caminata; supongo que hay cosas que debo meditar. Mi cruzada comenzó sobre el cómo planear derrocar a ese otro yo en este futuro, aún sin la ayuda de él. Pero la tuya aparentemente aún se aferra a la esperanza de su existencia. Supongo que debería meditar un segundo plan si ese es el caso. —
Con eso, a no ser que ella le detuviese, el varón de musculatura pronunciada y gran estatura comenzó a caminar, espada en mano y capa sobre sus hombros. Sin importarle o preocuparle demasiado si en este caso hubiese monstruos peligrosos en los alrededores, después de todo aún mantenía la trifuerza del poder como era de esperarse.
Entrecerró sus ojos ante aquellas palabras y su determinación, y en ese momento notó aquella princesa que le acompañaba que el rostro de Ganondorf no parecía muy contento, por ende admitió con aquella voz profunda. — Hablas de cortar el destino, Princesa. — Añadió entonces bajando su mirada hacia las llamas para acotar. — Y aún así crees que solamente encontrando a ese niño podremos lograr nuestro cometido; es un poco contradictorio. Ya no puedes depender de él para que solucione todo, ya no podemos depender de él.—
(...) — ¿Sabes? La trifuerza no siempre es la solución a todos los problemas. No... Tu nunca tuviste todo el poder, asi como yo tampoco la sabiduria suficiente para el equilibrio... — Diciendo aquello, esbozo una leve sonrisa en direccion a la fogata, haciendo que su mente divagara en viejos recuerdos que guardaba en el fondo de su corazón. — Link me demostró que existe una fuerza mucho mas grande que todo aquello... Ganon, si de verdad deseas librarte de tu destino ¡Tendras que ayudarme a encontrar a Link! — Aifrmo de manera firme, haciendo que incluso se pusiera de pie, y se posara frente suyo.
Concentrada en la luz emanada por la fogata, enfoco todo su sentido auditivo en las palabras del gerudo, quien parecía genuinamente tratar de generar confianza, o tan siquiera algo de empatía en la princesa. Zelda tendía a valorar aquello en cualquier criatura, sin embargo, en esta ocasión no le era tan simple, ya que a fin de cuentas, la dualidad entre ella y el rey Gerudo siempre sobresaldría sobre cualquier objetivo que ambos tuviesen en común. — Se a lo que te refieres, he vivido con ello toda mi vida. Aun así... La lucha interna habita en el interior de todos, pero pocos son los que provocan destrucción en consecuencia a esa lucha. — Afirmando aquello, dirigió una mirada fulminante hacia él, generando un silencio incómodo por un par de segundos entre ellos.
A pesar de ello, Zelda tomo algo de aire, y trato de recobrar algo de calma a pesar de las circunstancias. (...)
Al decir aquello posaría sus fieros ojos en los de ella, sabiéndose que ahora mismo se encontraban en un futuro donde Ganon había ganado, y Ganondorf como tal casi había desaparecido por completo. El héroe de Hyrule estaba perdido o muerto, y ahora luchaba al lago de aquella que alguna vez fue su peor enemiga. Su propio pueblo los Gerudo, vivían ahora escondidos bajo tierra, apenas sobreviviendo, y el mundo que "Ganon" había creado estaba ahora infestado de monstruos y caos.
— Soy quien lleva la Trifuerza del Poder, pero tú, quien lleva la sabiduría, he de preguntarte, ¿Cuál es nuestro siguiente destino? —
Quizá su comida era un poco más simple o a veces un poco más condimentada que la que Link le preparaba en antaño, pero sin duda tenía buen sabor. La razón por la que conocía el como cocinar y sobrevivir allí afuera era claramente por ser el Rey de los Gerudo, ya que no existía un lugar más hostil para vivir que su propio hogar, y su pueblo sin duda había aprendido varios métodos de adaptación. Tomando un tazón de madera para verter algo de aquel estofado para él, sobería del mismo, inclusive degustando la carne y verduras del mismo, pensativo ante lo que ella había dicho, su rostro mostrando el entrecejo fruncido momentáneamente.
— ¿Sabes Princesa? El concept de luchar contra uno mismo es casi metafísico y surreal, simplemente simbólico. Pero todo este tiempo, eso es lo que ha sucedido realmente. Cada vez que reencarno pierdo un poco más de mi esencia. —
Observando el estofado de manera detenida y cautelosa, tomo un poco con la cuchara, y dio un sorbo sutil al mismo, el cual era sorprendentemente delicioso, y no parecía haber sido alterado de ningún modo, así que continuo comiendo hasta terminar.
— Aprecio tu preocupación, pero te aseguro que estoy en perfecto estado. — Expreso un tanto cortante, pero al notar lo que sus palabras podrían ocasionar, prefirió bajar la guardia un poco. — Muchas gracias, ha quedado delicioso. — Musito, encogiéndose de hombros.
—Eso dependerá de ti. — Respondió la princesa de una forma un tanto tajante y directa; era evidente que la presencia del rey Gerudo distaba de agradarle, sin embargo, era consciente de la situación actual, así que daría todo su esfuerzo para sobrellevar aquello.
Como era de esperarse, Zelda ya había realizado todos los preparativos para el campamento de esa noche. El alimento, las casas de campaña, y la fogata. Llevando un poco de carne, y algunos hongos del área, esperando que los mismos fuesen óptimos para cocinar; algo que irónicamente la princesa no dominaba del todo.
Tomando asiento en uno de los troncos que afortunadamente se hallaba cerca de su zona de campamento, tomo el plato que Ganon ofrecía en sus manos, asintiendo con la cabeza a manera de agradecimiento. (…)
Las circunstancias que había llevado a este suceso eran bastante confusas, no parecía como si Zelda estuviese capturada o si estuviese siendo forzada, ni parecía él un prisionero de ningún tipo. Había grietas en la tierra, por todas partes, el héroe de Hyrule había desaparecido, y en el cielo... una horrible Luna sonriente se pudo observar, una de tantas catástrofes que habían sucedido en aquel mundo, donde en esa realidad alterna, el Hyruliano que fuese su enemigo más molesto sería sin duda la pieza clave para salvar el mundo de Zelda y Ganondorf. — Será mejor que comas, Princesa. Debes recuperar la fuerza para que continuemos mañana, al menos mis madres ya nos han dado otra pista. —
— ¿Estás segura que no querrán intentar atacarme apenas vean mi rostro? No es como si me pareciera peligroso, pero es molesto en ocasiones tener que espantar a las moscas insolentes. —
La voz potente de aquella figura encapuchada se pudp escuchar mientras habían encontrado un campamento para acampar por aquella noche, estando en un espacio de tierra que se encontraba entre el Gerudo Valley y algún cañón cercano a las tierras limítrofes desde donde se observaban algunas otras partes de aquel vasto mundo, uno que en anterioridad hizo todo lo posible para conquistar.
Cuando la comida estuvo lista (a manos de aquel), ya que era bien sabido que Zelda no sabía cocinar, simplimente vertió un poco de estofado de algún animal que hubiesen cazado en su viaje, junto con algunas verduras y le pasó un plato hondo de madera esperando que lo tomase, cuando de repente una ventisca sopló con cierza fuerza haciendo que su capucha develara el rostro de aquel (..)
