- La pelirubia de repente aparece en aquella escena , distraída como siempre curiosa miraba todos los restaurantes pues no se decidía ya que los platillos la tendrían deslumbrada luego de ello empieza a llover , para esto ella utilizo su pluma mágica convirtiéndola en un hermoso paraguas con unas aplicaciones de conejo , pero al abrirse inesperadamente hacia atrás golpea el rostro de aquel chico que refunfuñaba en aquellas calles , una gota cómica recorre la nuca de la rubia pues sabía que había golpeado a alguien con su paraguas -
Off: siento responder hasta hoy, pero agradezco tu comienzo del rol.
Prácticamente estaba a pocos pasos de entrar en el restaurante; por su semana libre, una de sus compañeras de la corporación donde trabaja la convenció de conocer el sitio.
La comida era muy buena y los precios variaban de económico a más caro según el plato que ordenaras, volviéndolo atractivo.
En el momento que paso junto al hombre que fumaba, tuvo la mala suerte de respirar el humo de su cigarro, se metió hasta sus pulmones y le hizo toser. Como era la primera vez que inhalaba tabaco, su reacción fue un tanto exagerada, pareciendo que se ahogaría, miro al hombre en busca de auxilio, se sostuvo la garganta y sus ojos se pusieron llorosos, pero recordando a donde iba entro al restaurante para pedir un vaso con agua.
Vio a una camarera y apresurada se lo pidió, ella percatándose de que algo le pasaba no demoró mucho en traer el agua. Cuando pasó el episodio, le agradeció su ayuda inclinandose hacía adelante ante la mirada de algunos comensales curiosos, luego se sentó en una mesa donde había una amplia ventana.
La camera entonces le ofreció la carta del menú y Isla lo ojeo, aunque miro un par de veces al hombre del auto elegante, preguntándose si no sabía que fumar era malo para la salud.
||Por el sitio, un joven pasaba desapercibido por la gente, mientras éste con un volante en mano y después de haber pegado algunos cuantos por las paredes y postes, gritaba buscando sin ningún éxito, es de mediana estatura, cabello semicorto de color negro-azulado unos orbes celestes muy peculiares que le distinguen, su vestimenta consiste en un chandal de color negro, un pañuelo celeste en el cuello, y un par de botas color marrón|| [/code]
[code][b||]Poco después miraba al joven que se encontraba fumando, se acercó a él mencionando||[/b][/code] [code]-Hey, no fumes en esta zona, hay muchas personas a las cuales puede afectarles el humo[/code]
Por su parte, el peliazul se encontraba en las calles de la ciudad, en el área donde en su mayoría se encontraba todo tipo de restaurantes; pero debido a sus amigos esta vez quedaron en verse en un restaurante distinto para variar un poco, claro, acompañado también por algunas amigas.
Pero para su suerte, se encontraba perdido con la dirección del dichoso restaurante. Y su celular se había apagado por falta de batería, por lo que no tenía como comunicarse con ello.
Y al nunca haber ido al mencionado restaurante, no tenía idea en que parte se encontraba. Por lo que continuo caminando unas cuantas calles más hasta que pudo notar a un joven apoyado en su automóvil, se estaba quedando sin tiempo por lo que se acercó a él con intensión de preguntar por la dirección.
—Disculpe. . . ¿podría decirme si sabe dónde se encuentra este lugar? —
Llamo con educación aquel hombre, para después entregarle la nota con la dirección con la esperanza de que la recibiera y supiera donde estaba.
*Desgracia es aquella que se presenta cuando algo malo nos sucede: un evento improvisto, una mala noticia o ese cúmulo de problemas que se presentan en un solo instante causando que todo salga mal. Si es así como piensa el joven cataloga el atraso de la persona a quien espera, más valía ser tolerante y siempre agradecer por las cosas buenas que se tiene, o al menos eso es lo que se nos enseña durante la etapa de la niñez.*
*Así es como el joven espera, cuan impaciente y molesto, pero ... ¿se habrá percatado que cerca de él se haya una pequeña niña de apenas 6 años?, eso estaba por verse porque en ese momento. Como bien se mencionó, ahí se encontraba Evelyn, una pequeña de aparentemente 6 años, quién lleva en sus manos una pelota y jugando con ésta, misma que escapó de sus manos, rebotando por el asfalto hasta llegar justo a los pies de aquel joven de porte galante y formal.*
