—Te equivocas. Kimi te buscaría con altavoz mientras Manabe la sigue detrás llorando. Pero es el que más se emocionaría de encontrarte, estoy segura.— Comenzó a reírse porque podía imaginarlos gritando eufóricos y a Manabe abrazar a Yuki entre lágrimas; todo el consejo estudiantil hacían una buena mancuerna a pesar de lo diferentes que eran entre sí. Tohru observaba a Yuki abrir su panorama frente a él y eso la ponía feliz; por fin podía disfrutar de algo tan pequeño como lo eran sus reuniones con el consejo.

Sus pasos eran tranquilos y rítmicos, habían salido a tiempo de su hogar así que podían disfrutar del trayecto a la escuela sin tener que correr; la compañía de Yuki desde que iniciaron su convivencia la hacía sentirse cómoda y tranquila, sin duda era un príncipe; como decían en la escuela. —¿Te gustaría algo en especial que prepare para la comida, Yuki?— Lo miró feliz mientras pensaba en algo especial para comprar luego de salir de clases.

—Ellos... Seguramente armaran un alboroto, me imagino a Manabe y a Kimi con un altavoz gritando ese horrible apodo por toda la escuela.— Solo de pensar en ello había comenzado a sentirse enfermo aunque era algo pasajero ya se había acostumbrado a su equipo de trabajo, de cierta forma incluso había empezado a confiar en esos cuatro.

Se tomo con calma aquella caminata a su lado, quería que durara lo más posible, el clima era agradable y la compañía lo era aún más. Escuchar como la voz de la castaña se acoplaba al ambiente lo hacía sentirse en un lugar diferente, uno en el que solo él y ella existían, todo lo demás sobraba.

—Me parece que todo se desmoronaría, no pueden trabajar sin el presidente.— La relación se daba de una forma tan natural en ambos, podían ser realmente amigos y Tohru estaría siempre para él cuando quisiera hablar o cuidar de su lugar secreto. Tohru seguía siendo algo tímida era algo que estaba arraigado en su personalidad pero siempre tenía esa sonrisa tan dulce sin importar sus preocupaciones. —Nuestras clases son increíbles; me hace feliz escucharte decir que es algo que ya disfrutas, Yuki-kun.— Sale de la casa en compañía de Yuki, cargando su mochila al frente con ambas manos, eso era otra cosa que disfrutaba; el trayecto a la escuela con la compañía de Yuki.

—Me pregunto que pasaría si el presidente del consejo estudiantil llegase tarde.— Río apenas cubriendo su rostro con su antebrazo mientras se calzaba sus zapatos y comenzaba a caminar hacía las escaleras. No era alguien de muchas palabras pero incluso el silencio con Tohru era agradable, le hacía sentir en paz su presencia además de que cada paso le daba esperanza. Cada momento a su lado avibaba un poco más su corazón y aquellos sentimientos que siempre enterraba en lo profundo de su ser emergían sin que pudiera evitarlo. —Disfruto mucho las clases, hace algunos años ese hecho me parecía casi imposible. Estar en un lugar que yo escogí cambia todo mi intorno.—

Estar en casa de la familia Sohma había sido lo mejor que le había pasado desde la muerte de su madre; siempre se había sentido afortunada de tener a Uo y a Hana en su vida, pero ese año conocer a Shigure y a Yuki la habían hecho sentirse en un hogar y les devolvería eso. Tohru asintió caminando hacia la entrada para colocarse los zapatos y sonreírle amable a Yuki. —Vamos, no debemos llegar tarde el día de hoy. —

Noto un atisbo de su reacción lo que lo hizo sonreír aún más, sabía que no debía continuar ya que no quería incomodarla pero lo cierto era que Tohru ya hacía mucho por ellos, al menos así se sentía para él. No sabía hasta que punto estaba agradecido, era él quien no sabía como agradecer y devolver un poco de lo mucho que la chica le brindaba cada día. —¿Nos vamos a clase? —Hizo un gesto con la mano hacía la entrada para que esta se adelantara y poder colocarse a su lado.

Había notado algunos cambios en Yuki desde que comenzaron a hablar y por supuesto la convivencia al vivir en la misma casa estaba logrando que se formaran lazos entre ambos. Pero las palabras de Yuki apenaron totalmente a Tohru, haciéndola sonrojar y desviar la mirada nerviosa mientras sostenía su mochila en las manos —También considero éste mi hogar. Tú y Shigure-san se han vuelto importantes en mi vida y agradezco todo lo que han hecho por mi. E-espero devolverles algo de lo mucho que me han dado.—

Negó de inmediato, tratando de mostrar una actitud tranquila antes de decir cualquier palabra. —Nunca has sido una molestia, es un placer que estés aquí. Trata de ver este lugar como tu hogar también. No pienses en ningún momento que estás de más porque desde que llegaste incluso para mi este sitio se volvio mi hogar.— Volvío a sonreír, reafirmando lo dicho para que la castaña se tranquilizara.

Aún se apenaba por la cercanía que tenía con el príncipe de la escuela; pero había logrado descubrir que era una persona amable e incluso tímida, aunque no al nivel de Tohru —¡Oh si! Shigure-san y tú han sido tan amables de permitirme vivir aquí. E-espero no ser una molestia.—

—Honda-san. Buenos días. — Acorto la distancia un poco más, correspondiendo de forma cálida a su sonrisa. —¿Has dormido bien? —