-la chica aún inconciente, comienza a tener algo de pesadilla mientras dice algunas palabras-
No... Por favor, detenerte... duele... esperame...

-Kanato comenzó a lamer los rastros de sangre de aquella piel blanca y tersa. Prontamente, le mantuvo entre sus brazos y a salvo de cualquiera de sus hermanos. Sabía que tanto él como los demás hermanos Sakamaki, eran inestables, mórbidos y bastante sádicos, desafortunadamente Yui estaba en manos de los siniestros hermanos.-

-poco a poco la chica cierra sus párpados y se cae en los brazos del vampiro quedando inconsciente -
...

- Y que ni la derrota ni el fracaso te impida ver qué mañana, otro día será... -Retomó aquel bellísimo cantar limpiando las hendiduras con su lengua, siempre tan delicado y sutil con la rubia, incluso manipulaba sus propios poderes para curar a la chica y dejarla descansar un momento.-

-la chica ya con una mirada perdida, se deja en los manos del vampiro, mientras su ropa hermosa y blanca, ahora esta bañando en aquel líquido rojo a cual con todos lo llamas "sangre"-

- Limpiare tus heridas, besaré la sangre que fluye, morirás cada mañana y reviviras al anochecer. -Canto con dulzor susurrando en el oído de la joven rubia. Sabía que esas hendiduras fueron hechas por los mortíferos colmillos de sus hermanos, pero ésta vez el quería quitar un poco de aquel mal agravio, después de todo, esa chica al igual que los hermanos Sakamaki eran infortunados al vivir un vida de violencia y transgresión a lo largo de su vida, especialmente la infancia.-