-La acariciable y adorable rubia le miraba desde un poco más abajo, ambos casi compartían la misma estatura. Sentía su gélido contacto al abrazarla, ¿realmente era una auténtica muestra de cariño o era ésta una trampa para aprovecharse de su bondad?- K-kanato-kun tienes una voz muy hermosa. -Sonrió maternalmente con aquel dócil y acaramelado toque femenino en su voz apreciando mansamente la armónica melodía-

-Con el gesto endurecido y ante aquella amenaza, Kanato abrazo a la chica, no sin antes besarla en la mejilla, comenzando acunarla en sus brazos mientras tararea una canción.-

-Asustada la pequeña Yui enmudeció y bajó el rostro entristecida-

- ¡Porqué es así y ya! -Se cruzó de brazos molesto, irascible e inestable- ¡Si vuelves a decirme que soy escalofriante, te quitaré el útero con navajas oxidadas!