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User1579713 · 22-25, M
[ Al menos estaba viva, de eso se sorprendió. Ya que creía que se trataba de una pequeña muñeca, o una espíritu escondida entre las faroleras, los juncos y los destrozados muros, era esperanzador poder contemplar un lugar tan arruinado como él se sentía ¿así se vería él de ser un edificio así? Un templo destrozado.]
Maido, no tengas miedo-nen.
[ Hablaba un dialecto demasiado particular, incluso entre los practicantes asiduos del keihanshin dirían que iba más allá. Se tuvo que aferrar a su katana, e hizo lo que siempre hacía -invertirla-, para acomodar su filo (y dificultar su desenvaine). El gesto universal de todo espadachín en temporada de paz. Pero esa mujer no parecía del todo nipona. ]
Es bastante complicado lo que te voy a decir, nangi-nen. Por más que sea kettai-nen, pero ¿sabes que estoy haciendo aquí? Se supone que debería aparecer en el bosque.
[Le explicó como si nada, mientras intentaba que forma de contar su historia tendría.]
¿Puedo saber tu nombre, masse?
Maido, no tengas miedo-nen.
[ Hablaba un dialecto demasiado particular, incluso entre los practicantes asiduos del keihanshin dirían que iba más allá. Se tuvo que aferrar a su katana, e hizo lo que siempre hacía -invertirla-, para acomodar su filo (y dificultar su desenvaine). El gesto universal de todo espadachín en temporada de paz. Pero esa mujer no parecía del todo nipona. ]
Es bastante complicado lo que te voy a decir, nangi-nen. Por más que sea kettai-nen, pero ¿sabes que estoy haciendo aquí? Se supone que debería aparecer en el bosque.
[Le explicó como si nada, mientras intentaba que forma de contar su historia tendría.]
¿Puedo saber tu nombre, masse?
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