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hammurabi · M
<Es como una enorme bestia herida, una que tiembla de desesperación en la pérdida total de su norte cuando busca hacia todos lados el sonido de una voz pero olvida que no ve nada tras esa máscara que sólo se ve acompañada por sangre en su metal tan similar a la fundición.

Los movimientos delatan aún más que está, que existe en ese espacio como algo más que un ruido. Es una respiración pesada que se escapa entre las diminutas y casi imperceptibles hendijas de las placas que conforman su armatoste primitivo.

Un paso, un...> Ghhg. <... gorgorito, la gota cae y se dibuja sobre la piedra de un suelo que le rememora la impecable y cuidadosa mirada hacia sus santuarios olvidados.

Los pasos de la cobardía se hacen presente desde el jardín, donde sigue el borde del tapial con la esperanza de no tropezar con nada de aquella... ya se ha tropezado, se ha torcido el tobillo sobre su propio paso y ha caído en un fuerte estruendo entre el tapial y el suelo, como si de un bufón se tratase.>
YuiK1533361 · 26-30, F
... motivo por el cual pensó que se trataba de algún animalejo, muy propio de ese sector nulamente poblado. Filtró aire entre sus labios finos y al fin, casi al llegar al borde del inmueble, aún en un ángulo en el que no alcanzaba a ver, vociferó:

¡Qué pasa! — Fue prepotente, intimidante pero también muy humana, con el fin de ahuyentar cualquier cosa.
YuiK1533361 · 26-30, F
No hace mucho había terminado de ocultar los enigmas esparcidos en su laboratorio para poder recibir a sus visitas en los días venideros. Estaba en su hogar, ubicado poco más al norte, en un predio anexo al Santuario Abandonado de Ebetsu.

Yui específicamente estaba en el genkan, estirándose luego de ponerse los zapatos previo a salir de su casa cuando escuchó un golpe en la pared, proveniente desde el jardín, justamente cerca de la herrería improvisada e impecable con piso y porción de pared de piedra rodeada de prado corto, al lado derecho del inmueble. El sonido la sobresaltó en exceso, puesto que solía jactarse de gozar de más serenidad allí que en el mismo templo.

Con los ojos índigo abiertos de par en par y ánimo preocupado se arremangó las la bata blanca y se aventuró a abrir la puerta, con pasos silenciosos y raudos yendo hacia ese lugar, sin saber con qué se encontraría. No era habitual que criaturas sobrenaturales se aparecieran lejos del sector acordonado del santuario
hammurabi · M
<Un golpe contra una pared, eso es lo que sufre a pesar de tener un armatoste sobre toda la piel. La "mano invisible" juega nuevamente la mala pasada de soltarlo en algún lugar aleatorio del mundo, alguno en el que la coincidencia rebalse su mente llena de incertidumbre por lo que le rodea.

¿Dónde está él ahora? No hace falta tener los ojos ocultos tras esas placas gruesas de metal para perderse. Está en alguna sombra, escondido como si lo acabaran de dejar allí.>

Ghhg. <Hay un olor metálico, olor de sangre. Las gotas acompañan estos aromas que le impiden respirar con normalidad, convirtiendo el paso de aire en borbotones incómodos en ese horrendo tono animal.

Y el goteo aunque no sea frenético tarde o temprano termina dejando una larga hilera carmesí por la pendiente del suelo.>

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