" - ... Las tintas se diluían en la solución cristalina y caliente ennegreciendo todo a su alrededor, templando sus formas armoniosas con la dureza y brío de un herrero sobre un metal, refinando curvas y llevándose todo aquello que nunca perteneció, ni a esas flores de cerezo, ni a las olas, ni a la bestia rebelde que se había aventurado hacia otro sino. ... - "