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80-89, M
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-No se indignó. Para bien o para mal, en su recorrido de agrimensura biológica, siempre tuvo que lidiar con bestias salvajes, aun cuando estás solo querían devorar su cuerpo por completo. Dejándose cazar en toda regla, y también cazando según sus intereses, siendo siempre de esta manera.

Su nen resplandecía con un brillo purpura, estando cubierta por esa capa de energía tan inconmensurable proporcional a su fuerza mental, fuerza de voluntad, fuerza "Nen" por lo que el golpe estuvo siempre al alcance de sus reflejos, sin embargo sabía que no debía bloquear el ataque del mago, solo esquivándolo podía deshacer cualquier artimaña de magia que él pudiese idear.

La peliroja solía siempre portar una espada larga, tipo katana en la cintura, aún en su vida anterior. {Se ve cuando salva a Gon de un animal salvaje en isla Ballena} Entonces, en el insignificante lapso de un parpadeo desenvainó con elegancia, su aura se transfería incluso al arma blanca, dejándola ver con la misma proyección resplandeciente. La ubica en el costado derecho sujetándola a dos mano en la empuñadura, siendo así, que al estar el mago frente así, genera un movimiento tan imperceptible como el aleteo de un colibrí, tan sigiloso y apenas audible, tan rápido que se podía apreciar la estela resplandeciente que dejaba a su paso la hoja, recreando con ella un movimiento en zic zac, con el fin de desmembrar no solo la mano que venía directo hacia su cuello, sino también la zurda del enemigo, que se resguardaba con recelo, así, sin precaución entró en el espacio personal de él, tan próximos como para darse un abrazo, tan cerca que podían asesinarse mutuamente.- Hum! - Los ojos de ella se notaron entonces, vacíos, una constelación giraba en el interior de ellos, siendo así que aquella manipuladora de nen había desconectado su cerebro, para dejar ir la intensidad del movimiento solo basada en los instintos; sus cabellos enfurecidos la hacían ver como una entidad más bien maligna aunque fuera todo lo contrario, y era que aquella mujer, aún estaba despertando su sexto sentido con respecto al aura. No había palabras en esos labios prodigiosos, no había inención, su cuerpo estaba bajo el control de la inhercial salvaje.-
 
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